ACTITUD DE RENUNCIA
Ésta es la historia de
dos sadhus.
Uno de ellos había sido
enormemente rico y, aun después de haber cortado con sus lazos
familiares y sociales y renunciar a sus negocios, su familia cuidaba
de él y disponía de varios criados para que le atendieran. El otro
sadhu era muy pobre, vivía de la caridad pública y sólo era dueño
de una escudilla y una piel de antílope sobre la que meditar. Con
frecuencia, el sadhu pobre se jactaba de su pobreza y criticaba y
ridiculizaba al sadhu rico. Solía hacer el siguiente comentario: “Se
ve que era demasiado viejo para seguir con los negocios de la familia
y entonces se ha hecho renunciante, pero sin renunciar a todos sus
lujos”. El sadhu pobre no perdía ocasión para importunar al sadhu
rico y mofarse de él. Se le acercaba y le decía: “Mi renuncia sí
que es valiosa y no la tuya, que en realidad no representa renuncia
de ningún tipo, porque sigues llevando una vida cómoda y fácil”.
Un día, de repente, el sadhu rico, cuando el sadhu pobre le habló
así, dijo tajantemente:
--Ahora mismo, tú y yo
nos vamos de peregrinación a las fuentes del Ganges, como dos sadhus
errantes.
El sadhu pobre se
sorprendió, pero, a fin de poder mantener su imagen, tuvo que
acceder a hacer una peregrinación que en verdad le apetecía muy
poco. Ambos sadhus se pusieron en marcha. Unos momentos después,
súbitamente, el sadhu pobre se detuvo y, alarmado, exclamó:
--¡Dios mío!, tengo
que regresar rápidamente.
En su rostro se
reflejaba la ansiedad.
--¿Por qué? -preguntó
el sadhu rico.
--Porque he olvidado
coger mi escudilla y mi piel de antílope.
Y entonces el sadhu
rico le dijo:
--Te has burlado
durante mucho tiempo de mis bienes materiales y ahora resulta que tú
dependes mucho más de tu escudilla y tu piel que yo de todas mis
posesiones.
EL ANCIANO Y EL NIÑO
Eran un anciano y un
niño que viajaban con un burro de pueblo en pueblo.
Llegaron a una aldea
caminando junto al asno y, al pasar por ella, un grupo de mozalbetes
se rió de ellos, gritando:
--¡Mirad que par de
tontos! Tienen un burro y, en lugar de montarlo, van los dos andando
a su lado. Por lo menos, el viejo podría subirse al burro.
Entonces el anciano se
subió al burro y prosiguieron la marcha. Llegaron a otro pueblo y,
al pasar por el mismo, algunas personas se llenaron de indignación
cuando vieron al viejo sobre el burro y al niño caminando al lado.
Dijeron:
--¡Parece mentira!
¡Qué desfachatez! El viejo sentado en el burro y pobre niño
caminando.
Al salir del pueblo, el
anciano y el niño intercambiaron sus puestos.
Siguieron haciendo camino
hasta llegar a otra aldea. Cuando las gentes los vieron, exclamaron
escandalizados:
--¡Esto es
verdaderamente intolerable! ¿Habéis visto algo semejante?
El muchacho montado en el
burro y el pobre anciano caminando a su lado.
—¡Qué vergüenza!
Puestas así las cosas,
el viejo y el niño compartieron el burro. El fiel jumento llevaba
ahora el cuerpo de ambos sobre sus lomos. Cruzaron junto a un grupo
de campesinos y éstos comenzaron a vociferar:
--¡Sinvergüenzas! ¿Es
que no tenéis corazón? ¡Vais a reventar al pobre animal!
El anciano y el niño
optaron por cargar al burro sobre sus hombros. De este modo llegaron
al siguiente pueblo. La gente se apiñó alrededor de ellos. Entre
las carcajadas, los pueblerinos se mofaban gritando:
--Nunca hemos visto
gente tan boba. Tienen un burro y, en lugar de montarse sobre él, lo
llevan a cuestas.
!Esto sí que es bueno! ¡Qué
par de tontos!
De repente, el burro se
revolvió, se precipitó en un barranco y murió.
ANSIA
Era un padre de
familia. Había conseguido unas buenas condiciones de vida y había
enviudado, después de que sus hijos se hicieran mayores y encauzaran
sus propias vidas. Siempre había acariciado la idea de dedicarse a
la búsqueda espiritual y poder llegar a sentir la unidad con la
Conciencia Universal. Ahora que ya no tenía obligaciones familiares,
decidió ir a visitar a un yogui y ponerlo al corriente de sus
inquietudes, pidiéndole también consejo espiritual.
El yogui vivía cerca
de un río, cubriendo su cuerpo con un taparrabos y alimentándose de
aquello que le daban algunos devotos. Vivía en paz consigo mismo y
con los demás. Sonrió apaciblemente cuando llegó hasta él el
hombre de hogar.
--¿En qué puedo
ayudarte? -preguntó cortésmente.
--Venerable yogui,
¿cómo podría yo llegar a percibir la Mente Universal y hacerme uno
con Ella?
El yogui ordenó:
--Acompáñame.
El yogui condujo al
hombre de hogar hasta el río. Le dijo:
--Agáchate.
Así lo hizo el hombre
de hogar y, al punto, el yogui lo agarró fuertemente por la cabeza y
lo sumergió en el agua hasta llevarlo al borde del desmayo. Por fin
permitió que el hombre de hogar, en sus denodados forcejeos, sacara
la cabeza. Le preguntó:
--¿Qué has sentido?
--Una extraordinaria
necesidad y ansia de aire.
--Pues cuando tengas
esa misma ansia de la Mente Universal, podrás aprender a percibirla
y hacerte uno con ella.
EL ARTE DE LA OBSERVACIÓN
El discípulo llegó
hasta el maestro y le dijo:
--Guruji, por favor, te
ruego que me impartas una instrucción para aproximarme a la verdad.
Tal vez tú dispongas de alguna enseñanza secreta.
Después de mirarle
unos instantes, el maestro declaró:
--El gran secreto está
en la observación. Nada escapa a una mente observadora y perceptiva.
Ella misma se convierte en la enseñanza.
--¿Qué me aconsejas
hacer?
--Observa -dijo el
gurú-. Siéntate en la playa, a la orilla del mar, y observa cómo
el sol se refleja en sus aguas. Permanece observando tanto tiempo
como te sea necesario, tanto tiempo como te exija la apertura de tu
comprensión.
Durante días, el
discípulo se mantuvo en completa observación, sentado a la orilla
del mar. Observó el sol reflejándose sobre las aguas del océano,
unas veces tranquilas, otras encrespadas. Observó las leves
ondulaciones de sus aguas cuando la mar estaba en calma y las olas
gigantescas cuando llegaba la tempestad. Observó y observó, atento
y ecuánime, meditativo y alerta. Y así, paulatinamente, se fue
desarrollando su comprensión.
Su mente comenzó a
modificarse y su consciencia a hallar otro modo mucho más rico de
percibir.
El discípulo, muy
agradecido, regresó junto al maestro.
--¿Has comprendido a
través de la observación? -preguntó el maestro.
--Sí -repuso
satisfecho el discípulo-. Llevaba años efectuando los ritos,
asistiendo a las ceremonias más sagradas, leyendo las escrituras,
pero no había comprendido. Unos días de observación me han hecho
comprender.
El sol es nuestro ser
interior, siempre brillante, autoluminoso, inafectado. Las aguas no
le mojan y las olas no le alcanzan; es ajeno a la calma y la
tempestad aparentes.
Siempre permanece,
inalterable, en sí mismo.
–Ésa es una enseñanza
sublime -declaró el gurú-, la enseñanza que se desprende del arte
de la observación.
*El Maestro dice: Todos
los grandes descubrimientos se han derivado de la observación
diligente. No hay mayor descubrimiento que el del Ser.
Observa y comprende.
EL ATOLLADERO
He aquí que un hombre
entró en una pollería. Vio un pollo colgado y, dirigiéndose al
pollero, le dijo:
--Buen hombre, tengo
esta noche en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo.
¿Cuánto pesa éste?
El pollero repuso:
--Dos kilos, señor.
El cliente meció
ligeramente la cabeza en un gesto dubitativo y dijo:
--Éste no me vale
entonces. Sin duda, necesito uno más grande.
Era el único pollo que
quedaba en la tienda. El resto de los pollos se habían vendido. El
pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión. Cogió
el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al
cliente:
--No se preocupe,
señor, enseguida le traeré un pollo mayor.
Permaneció unos
segundos en la trastienda. Acto seguido apareció con el mismo pollo
entre las manos, y dijo:
--Éste es mayor,
señor. Espero que sea de su agrado.
--¿Cuánto pesa éste?
-preguntó el cliente.
--Tres kilos -contestó
el pollero sin dudarlo un instante.
Y entonces el cliente
dijo:
--Bueno, me quedo con
los dos.
¿AVISARÍAS
A LOS PERSONAJES DE TU SUEÑO?
El discípulo se reunió
con su mentor espiritual para indagar algunos aspectos de la
Liberación y de aquellos que la alcanzan. Departieron durante horas.
Por último, el discípulo le preguntó al maestro:
--¿Cómo es posible
que un ser humano liberado pueda permanecer tan sereno a pesar de las
terribles tragedias que padece la humanidad?
El mentor tomó entre
las suyas las manos del perplejo discípulo, y le explicó:
--Tú estás durmiendo.
Supóntelo.
Sueñas que vas
en un barco con otros muchos pasajeros. De repente, el barco encalla
y comienza a hundirse. Angustiado, te despiertas. Y la pregunta que
yo te hago es: ¿Acaso te duermes rápidamente de nuevo para avisar a
los personajes de tu sueño?
*El Maestro dice: El
ser liberado es como una flor que no deja de exhalar su aroma y,
suceda lo que suceda, no se marchita.
EL BARQUERO INCULTO
Se trataba de un joven
erudito, arrogante y engreído. Para cruzar un caudaloso río de una
a otra orilla tomó una barca. Silente y sumiso, el barquero comenzó
a remar con diligencia. De repente, una bandada de aves surcó el
cielo y el joven preguntó al barquero:
--Buen hombre, ¿has
estudiado la vida de las aves?
--No, señor -repuso el
barquero.
--Entonces, amigo, has
perdido la cuarta parte de tu vida.
Pasados unos minutos,
la barca se deslizó junto a unas exóticas plantas que flotaban en
las aguas del río. El joven preguntó al barquero:
--Dime, barquero, ¿has
estudiado botánica?
--No, señor, no sé
nada de plantas.
--Pues debo decirte que
has perdido la mitad de tu vida -comentó el petulante joven.
El barquero seguía
remando pacientemente. El sol del mediodía se reflejaba
luminosamente sobre las aguas del río. Entonces el joven preguntó:
--Sin duda, barquero,
llevas muchos años deslizándote por las aguas.
?Sabes, por cierto, algo de la
naturaleza del agua?
--No, señor, nada sé
al respecto.
No sé nada de estas aguas ni
de otras.
--¡Oh, amigo! -exclamó
el joven-.
De verdad que has perdido las
tres cuartas partes de tu vida.
Súbitamente, la barca
comenzó a hacer agua. No había forma de achicar tanta agua y la
barca comenzó a hundirse. El barquero preguntó al joven:
--Señor, ¿sabes
nadar?
--No -repuso el joven.
--Pues me temo, señor,
que has perdido toda tu vida.
EL BRAHMÍN ASTUTO
Era en el norte de la
India, allí donde las montañas son tan elevadas que parece como si
quisieran acariciar las nubes con sus picos. En un pueblecillo
perdido en la inmensidad del Himalaya se reunieron un asceta, un
peregrino y un brahmín. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a
Dios cada uno de ellos de aquellas limosnas que recibían de los
fieles. El asceta dijo:
--Mirad, yo lo que
acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las
monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para
mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrendo al
Divino.
Entonces intervino el
peregrino para explicar:
--Sí, también yo hago
un círculo en el suelo y procedo de la misma manera, pero, por el
contrario, me quedo para mis necesidades con las monedas que caen
fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.
Por último habló el
brahmín para expresarse de la siguiente forma:
--También yo, queridos
compañeros, dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al
aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para
mis necesidades.
CADA HOMBRE UNA DOCTRINA
Era un discípulo
honesto y de buen corazón, pero todavía su mente era un juego de
luces y sombras y no había recobrado la comprensión amplia y
conciliadora de una mente sin trabas.
Como su motivación era
sincera, estudiaba sin cesar y comparaba credos, filosofías y
doctrinas. Realmente llegó a estar muy desconcertado al comprobar la
proliferación de tantas enseñanzas y vías espirituales. Así,
cuando tuvo ocasión de entrevistarse con su instructor espiritual,
dijo:
--Estoy confundido.
¿Acaso no existen demasiadas religiones, demasiadas sendas místicas,
demasiadas doctrinas si la verdad es una?
Y el maestro repuso con
firmeza:
--¡Qué dices,
insensato! Cada hombre es una enseñanza, una doctrina.
*El Maestro dice: Aunque
haya muchas vías, en última instancia sigue tu propia senda
interior.
EL CONDUCTOR BORRACHO
Por un sinuoso camino y
a gran velocidad, un hombre borracho conducía su carro. De repente,
perdió el control del carro, se salió del trayecto y se precipitó
contra una charca pestilente. Varias personas, al ver el accidente,
corrieron al lugar y ayudaron a incorporarse al conductor.
No podía ocultar su
borrachera y, entonces, uno de sus auxiliadores le dijo:
--Pero, ¿es que no ha
leído usted el célebre tratado de Naraín Gupta extendiéndose
sobre los efectos perjudiciales del alcohol?
Y el ebrio conductor,
sin dejar de hipar, tartamudeó:
--Yo soy Naraín Gupta.
*El Maestro dice: Así procede
el falso gurú.
CONOCERSE A UNO MISMO
Un niño de la India
fue enviado a estudiar a un colegio de otro país.
Pasaron algunas semanas, y un
día el jovencito se enteró de que en el colegio había otro niño
indio y se sintió feliz. Indagó sobre ese niño y supo que el niño
era del mismo pueblo que él y experimentó un gran contento.
Más adelante le llegaron
noticias de que el niño tenía su misma edad y tuvo una enorme
satisfacción. Pasaron unas semanas más y comprobó finalmente que
el niño era como él y tenía su mismo nombre. Entonces, a decir
verdad, su felicidad fue inconmensurable.
EL CONTRABANDISTA
Todos sabían que era
indiscutiblemente un contrabandista. Era incluso célebre por ello.
Pero nadie había logrado jamás descubrirlo y mucho menos
demostrarlo. Con frecuencia, cruzaba de la India a Pakistán a lomos
de su burro, y los guardias, aun sospechando que contrabandeaba, no
lograban obtener ninguna prueba de ello.
Transcurrieron los años y el
contrabandista, ya entrado en edad, se retiró a vivir apaciblemente
a un pueblo de la India. Un día, uno de los guardias que acertó a
pasar por allí se lo encontró y le dijo:
--Yo he dejado de ser
guardia y tú de ser contrabandista. Quiero pedirte un favor. Dime
ahora, amigo, qué contrabandeabas.
Y el hombre repuso:
--Burros.
EL COOLI DE CALCUTA
Un buscador occidental
llegó a Calcuta. En su país había recibido noticias de un elevado
maestro espiritual llamado Baba Gitananda. Después de un agotador
viaje en tren de Delhi a Calcuta, en cuanto abandonó la abigarrada
estación de la ciudad, se dirigió a un cooli para preguntarle sobre
Baba Gitananda. El cooli nunca había oído hablar de este hombre.
El occidental preguntó a
otros coolíes, pero tampoco habían escuchado nunca ese nombre. Por
fortuna, y finalmente, un cooli, al ser inquirido, le contestó:
--Sí, señor, conozco
al maestro espiritual por el que preguntáis.
El extranjero contempló
al cooli.
Era un hombre muy sencillo, de
edad avanzada y aspecto de pordiosero.
--¿Estás seguro de
que conoces a Baba Gitananda? -preguntó, insistiendo.
--Sí, lo conozco bien
-repuso el cooli.
--Entonces, llévame
hasta él.
El buscador occidental
se acomodó en el carrito y el cooli comenzó a tirar del mismo.
Mientras era transportado por las atestadas calles de la ciudad, el
extranjero se decía para sus adentros: “Este pobre hombre no tiene
aspecto de conocer a ningún maestro espiritual y mucho menos a Baba
Gitananda. Ya veremos dónde termina por llevarme”.
Después de un largo
trayecto, el cooli se detuvo en una callejuela tan estrecha por la
que apenas podía casi pasar el carrito. Jadeante por el esfuerzo y
con voz entrecortada, dijo:
--Señor, voy a mirar
dentro de la casa. Entrad en unos instantes.
El occidental estaba
realmente sorprendido. ¿Le habría conducido hasta allí para
robarle o, aún peor, incluso para que tal vez le golpearan o
quitaran la vida? Era en verdad una callejuela inmunda. ¿Cómo iba a
vivir allí Baba Gitananda ni ningún mentor espiritual? Vaciló e
incluso pensó en huir. Pero, recurriendo a todo su coraje, se
decidió a bajar del carrito y entrar en la casa por la que había
penetrado el cooli. Tenía miedo, pero trataba de sobreponerse.
Atravesó un pasillo que desembocaba en una sala que estaba en
semipenumbra y donde olía a sándalo. Al fondo de la misma, vio la
silueta de un hombre en meditación profunda. Lentamente se fue
aproximando al yogui, sentado en posición de loto sobre una piel de
antílope y en actitud de meditación.
!Cuál no sería su sorpresa
al comprobar que aquel hombre era el cooli que le había conducido
hasta allí! A pesar de la escasa luz de la estancia, el occidental
pudo ver los ojos amorosos y calmos del cooli, y contemplar el lento
movimiento de sus labios al decir:
--Yo soy Baba
Gitananda. Aquí me tienes, amigo mío.
DE INSTANTE EN INSTANTE
Era un yogui muy
anciano. Ni siquiera él mismo recordaba sus años, pero había
mantenido la consciencia clara como un diamante, aunque su rostro
estaba apergaminado y su cuerpo se había tornado frágil como el de
un pajarillo. Al despuntar el día se hallaba efectuando sus
abluciones en las frescas aguas del río. Entonces llegaron hasta él
algunos aspirantes espirituales y le preguntaron qué debían hacer
para adiestrarse en la verdad. El anciano los miró con infinito amor
y, tras unos segundos de silencio pleno, dijo:
--Yo me aplico del
siguiente modo: Cuando como, como; cuando duermo, duermo; cuando hago
mis abluciones, hago mis abluciones, y cuando muero, muero.
Y al concluir sus
palabras, se murió, abandonando junto a la orilla del río su
decrépito cuerpo.
DEPENDE DE QUIEN PROCEDA LA ORDEN
Estaban amigablemente departiendo el monarca y uno de sus ministros. El ministro estaba muy interesado por la evolución espiritual y practicaba asiduamente el mantra. Hablaban sobre el tema.
--¿Puedo yo elegir mi
propio mantra y tendrá el mismo poder que tiene el que te ha
entregado tu mentor? -preguntó el monarca.
--No -aseveró el
ministro-. El mantra que proporciona el gurú es más poderoso.
--Sinceramente -declaró
el rey-, no veo en absoluto ninguna razón para ello.
Entonces el ministro se
volvió hacia el jefe de la guardia y le ordenó:
--Detengan a su
majestad.
El jefe de la guardia
no hizo el menor caso de la orden; pero el monarca, indignado ante
tal atrevimiento, ordenó:
--¡Detengan a este
hombre y encarcélenlo!
El jefe de la guardia
mandó a sus hombres prender al ministro. Iba a ser llevado a
prisión, cuando dijo:
--Señor, ¿os dais
cuenta? Depende de quien proceda la orden.
EL DESENCANTO
Se trataba de un hombre
que nunca había tenido ocasión de ver el mar.
Vivía en un pueblo del
interior de la India. Una idea se había instalado con fijeza en su
mente: “No podía morir sin ver el mar”. Para ahorrar algún
dinero y poder viajar hasta la costa, tomó otro trabajo además del
suyo habitual. Ahorraba todo aquello que podía y suspiraba porque
llegase el día de poder estar ante el mar.
Fueron años difíciles. Por
fin, ahorró lo suficiente para hacer el viaje. Tomó un tren que le
llevó hasta las cercanías del mar. Se sentía entusiasmado y
gozoso. Llegó hasta la playa y observó el maravilloso espectáculo.
¡Qué olas tan mansas! ¡Qué espuma tan hermosa! ¡Qué agua tan
bella! Se acercó hasta el agua, cogió una poca con la mano y se la
llevó a los labios para degustarla. Entonces, muy desencantado y
abatido, pensó: “!Qué pena que pueda saber tan mal con lo hermosa
que es!”
*El Maestro dice: Por
ignorancia, cuando tus expectativas no son satisfechas, te
desencantas. El ser liberado sólo espera aquello que ocurre.
DIEZ AÑOS DESPUÉS
El monarca de un reino
de la India tuvo noticias de que había en la localidad un faquir
capaz de realizar extraordinarias proezas. El rey lo hizo llamar y,
cuando lo tuvo ante él, le preguntó:
--¿Qué proezas puedes
efectuar?
--Muchas, majestad
-repuso el faquir-. Por ejemplo, puedo permanecer bajo tierra durante
meses o incluso años.
--¿Podrías ser
enterrado por diez años y seguir con vida después? -preguntó el
monarca.
--Sin duda, majestad
-aseveró el faquir.
--Si es así, cuando
seas desenterrado, recibirás el diamante más puro del reino.
Se procedió a enterrar
al faquir.
Se preparó una fosa a varios
metros de profundidad y se dispuso de una urna de plomo. El faquir,
antes de ser sepultado, se extendió hablando sobre sus cualidades
espirituales y morales que hacían posible su autodominio y poder.
Todos quedaron convencidos de su santidad. Fue introducido a
continuación en la urna y enterrado. Durante diez años
hubo guardianes vigilando la fosa. Nadie albergaba la menor esperanza
de que el faquir sobreviviese a la prueba. Transcurrió el tiempo
convenido. Toda la corte acudió a la tumba del faquir, con la
certeza de que, a pesar de su santidad y poder, habría muerto y el
cadáver sería solamente un conjunto de huesos putrefactos. Sacaron
la urna al exterior, la abrieron y hallaron al faquir en estado de
catalepsia. Poco a poco el hombre se fue reanimando, efectuó varias
respiraciones profundas, abrió sus ojos, dio un salto y sus primeras
palabras fueron:
--¡Por Dios!, ¿dónde
está el diamante?
DOCE AÑOS DESPUÉS
Era un joven que había
decidido seguir la vía de la evolución interior. Acudió a un
maestro y le preguntó:
--Guruji, ¿qué
instrucción debo seguir para hallar la verdad, para alcanzar la más
alta sabiduría?
El maestro le dijo:
--He aquí, jovencito,
todo lo que yo puedo decirte: todo es el Ser, la Conciencia Pura. De
la misma manera que el agua se convierte en hielo, el Ser adopta
todas las formas del universo. No hay nada excepto el Ser.
Tú eres el Ser. Reconoce que
eres el Ser y habrás alcanzado la verdad, la más alta sabiduría.
El aspirante no se
sintió satisfecho. Dijo:
--¿Eso es todo? ¿No
puedes decirme algo más?
--Tal es toda mi
enseñanza -aseveró el maestro-. No puedo brindarte otra
instrucción.
El joven se sentía muy
decepcionado, pues esperaba que el maestro le hubiese facilitado una
instrucción secreta y algunas técnicas muy especiales, incluso un
misterioso mantra.
Pero como realmente era un
buscador genuino, aunque todavía muy ignorante, se dirigió a otro
maestro y le pidió instrucción mística. Este segundo maestro dijo:
--No dudaré en
proporcionártela, pero antes debes servirme durante doce años.
Tendrás que trabajar muy duramente en mi ashram 2comunidad
espiritual|. Por cierto, hay un trabajo ahora disponible. Se trata de
recoger estiércol de búfalo.
Durante doce años, el
joven trabajó en tan ingrata tarea. Por fin llegó el día en que se
había cumplido el tiempo establecido por el maestro.
Habían pasado doce años;
doce años recogiendo estiércol de búfalo. Se dirigió al maestro y
le dijo:
--Maestro, ya no soy
tan joven como era. El tiempo ha transcurrido. Han pasado una docena
de años. Por favor, entrégame ahora la instrucción.
El maestro sonrió.
Parsimoniosa y amorosamente, colocó una de sus manos sobre el hombro
del paciente discípulo, que despedía un rancio olor a estiércol.
Declaró:
--Toma buena nota. Mi
enseñanza es que todo es el Ser. Es el Ser el que se manifiesta en
todas las formas del universo. Tú eres el Ser.
Espiritualmente maduro,
al punto el discípulo comprendió la enseñanza y obtuvo
iluminación. Pero cuando pasaron unos momentos y reaccionó, dijo:
--Me desconcierta,
maestro, que tú me hayas dado la misma enseñanza que otro maestro
que conocí hace doce años. ¿Por qué habrá sido?
--Simplemente, porque
la verdad no cambia en doce años, tu actitud ante ella, sí.
¿DÓNDE ESTÁ EL
DÉCIMO HOMBRE?
Eran diez amigos. Todos
ellos eran muy ignorantes. Decidieron ponerse de acuerdo para hacer
una excursión.
Querían divertirse un poco y
pasar un buen día en el campo. Prepararon algunos alimentos, se
reunieron a la salida del pueblo al amanecer y emprendieron la
excursión. Iban caminando alegremente por los campos charlando sin
cesar entre grandes carcajadas. Llegaron frente a un río y, para
cruzarlo, cogieron una barcaza que había atada a un árbol. Se
sentían muy contentos, bromeando y chapoteando en las aguas.
Llegaron a la orilla opuesta y descendieron de la barcaza.
¡Estaba siendo un día
estupendo! Ya en tierra, se contaron y descubrieron que solamente
eran nueve. Pero, ¿dónde estaba el décimo de ellos? Empezaron a
buscar al décimo hombre. No lo encontraban. Comenzaron a preocuparse
y a lamentar su pérdida. ¿Se habrá ahogado? ¿Qué habrá sido de
él? Trataron de serenarse y volvieron a contarse. Sólo contaban
nueve. La situación era angustiosa. Uno de ellos se había
extraviado definitivamente.
Comenzaron a gimotear y a
quejarse.
Entonces pasó por allí un
vagabundo.
Vio a los hombres que otra vez
se estaban contando. El vagabundo descubrió enseguida lo que estaba
pasando.
Resulta que cada hombre
olvidaba contarse a sí mismo. Entonces les fue propinando una
bofetada a cada uno de ellos y les instó a que se contaran de nuevo.
Fue en ese instante cuando contaron diez y se sintieron muy
satisfechos y alegres.
*El Maestro dice: El
décimo hombre no era una nueva adquisición.
Siempre estuvo allí, como el
Ser que reside dentro del ser humano. Nunca ha estado ausente. En
cuanto se disipe la ofuscación de la mente será percibido.
EL EREMITA ASTUTO
Era un eremita de muy
avanzada edad. Sus cabellos eran blancos como la espuma, y su rostro
aparecía surcado con las profundas arrugas de más de un siglo de
vida. Pero su mente continuaba siendo sagaz y despierta y su cuerpo
flexible como un lirio. Sometiéndose a toda suerte de disciplinas y
austeridades, había obtenido un asombroso dominio sobre sus
facultades y desarrollado portentosos poderes psíquicos. Pero, a
pesar de ello, no había logrado debilitar su arrogante ego. La
muerte no perdona a nadie, y cierto día, Yama, el Señor de la
Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase al eremita y
lo condujese a su reino. El ermitaño, con su desarrollado poder
clarividente, intuyó las intenciones del emisario de la muerte y,
experto en el arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas
idénticas a la suya. Cuando llegó el emisario de la muerte,
contempló, estupefacto, cuarenta cuerpos iguales y, siéndole
imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo apresar al astuto
eremita y llevárselo consigo. Fracasado el emisario de la muerte,
regresó junto a Yama y le expuso lo acontecido.
Yama, el poderoso Señor
de la Muerte, se quedó pensativo durante unos instantes. Acercó sus
labios al oído del emisario y le dio algunas instrucciones de gran
precisión. Una sonrisa asomó en el rostro habitualmente
circunspecto del emisario, que se puso seguidamente en marcha hacia
donde habitaba el ermitaño. De nuevo, el eremita, con su tercer ojo
altamente desarrollado y perceptivo, intuyó que se aproximaba el
emisario. En unos instantes, reprodujo el truco al que ya había
recurrido anteriormente y recreó treinta y nueve formas idénticas a
la suya.
El emisario de la
muerte se encontró con cuarenta formas iguales.
Siguiendo las instrucciones de
Yama, exclamó:
--Muy bien, pero que
muy bien.
!Qué gran proeza!
Y tras un breve
silencio, agregó:
--Pero, indudablemente,
hay un pequeño fallo.
Entonces el eremita,
herido en su orgullo, se apresuró a preguntar:
--¿Cuál?
Y el emisario de la
muerte pudo atrapar el cuerpo real del ermitaño y conducirlo sin
demora a las tenebrosas esferas de la muerte.
EL ERMITAÑO Y EL BUSCADOR
Se trataba de un
genuino buscador extranjero. Llevaba muchos años de búsqueda
incansable, rastreando inquebrantablemente la Verdad. Había leído
las escrituras de todas las religiones, había seguido numerosas vías
místicas, había puesto en práctica no pocas técnicas de
autodesarrollo y había escuchado a buen número de maestros; pero
seguía buscando. Dejó su país y se trasladó a la India.
Viajó sin descanso. Había
ido de un estado a otro y de ciudad en ciudad, indagando, buscando,
anhelando encontrar. Un día llegó a un pueblo y preguntó si había
algún maestro con el que entrar en contacto. Le comunicaron que no
había ningún maestro, pero que en una montaña cercana habitaba un
ermitaño. El hombre se dirigió a la montaña con el propósito de
hallar al ermitaño. Comenzó a ascender por una de sus laderas. De
súbito, observó que el ermitaño bajaba por el mismo sendero por el
que él subía. Cuando estaban a punto de cruzarse e iba a
preguntarle el mejor modo para acelerar el proceso hacia la
liberación, el ermitaño dejó caer en el suelo un saco que llevaba
a sus espaldas. Se hizo un silencio profundo, estremecedor, total y
perfecto. El ermitaño clavó sus ojos, sutiles y elocuentes, en los
del buscador. ¡Qué mirada aquélla!
Luego, el ermitaño cogió de
nuevo el saco, lo cargó a su espalda y prosiguió la marcha. Ni una
palabra, ni un gesto, pero ¡qué mirada aquélla! El buscador, de
repente, comprendió en lo más profundo de sí mismo. No se trataba
de una comprensión intelectual, sino inmensa y visceral. Deja el
fardo de juicios y prejuicios, conceptos y actitudes egocéntricas,
para poder evolucionar.
EL FALSO MAESTRO
Era un renombrado
maestro; uno de esos maestros que corren tras la fama y gustan de
acumular más y más discípulos. En una descomunal carpa, reunió a
varios cientos de discípulos y seguidores. Se irguió sobre sí
mismo, impostó la voz y dijo:
--Amados míos,
escuchad la voz del que sabe.
Se hizo un gran
silencio. Hubiera podido escucharse el vuelo precipitado de un
mosquito.
--Nunca debéis
relacionaros con la mujer de otro; nunca. Tampoco debéis jamás
beber alcohol, ni alimentaros con carne.
Uno de los asistentes
se atrevió a preguntar:
--El otro día, ¿no
eras tú el que estabas abrazado a la esposa de Jai?
--Sí, yo era -repuso
el maestro.
Entonces, otro oyente
preguntó:
--¿No te vi a ti el
otro anochecer bebiendo en la taberna?
--Ése era yo -contestó
el maestro.
Un tercer hombre
interrogó al maestro:
--¿No eras tú el que
el otro día comías carne en el mercado?
--Efectivamente -afirmó
el maestro. En ese momento todos los asistentes se
sintieron indignados y comenzaron a protestar.
--Entonces, ¿por qué
nos pides a nosotros que no hagamos lo que tú haces?
Y el falso maestro
repuso:
--Porque yo enseño,
pero no practico.
EL GRANO DE MOSTAZA
Una mujer, deshecha en
lágrimas, se acercó hasta el Buda y, con voz angustiada y
entrecortada, le explicó:
--Señor, una serpiente
venenosa ha picado a mi hijo y va a morir. Dicen los médicos que
nada puede hacerse ya.
--Buena mujer, ve a ese
pueblo cercano y toma un grano de mostaza negra de aquella casa en la
que no haya habido ninguna muerte. Si me lo traes, curaré a tu hijo.
La mujer fue de casa en
casa, inquiriendo si había habido alguna muerte, y comprobó que no
había ni una sola casa donde no se hubiera producido alguna. Así
que no pudo pedir el grano de mostaza y llevárselo al Buda.
Al regresar, dijo:
--Señor, no he
encontrado ni una sola casa en la que no hubiera habido alguna
muerte.
Y, con infinita
ternura, el Buda dijo:
--¿Te das cuenta,
buena mujer? Es inevitable. Anda, ve junto a tu hijo y, cuando muera,
entierra su cadáver.
EL GURÚ FALAZ
Las lluvias monzónicas
habían llegado a la India. Era un día oscuro y llovía
torrencialmente. Un discípulo corría para protegerse de la lluvia
cuando lo vio su maestro y le increpó:
--Pero, ¿cómo te
atreves a huir de la generosidad del Divino?, ¿por qué osas
refugiarte del líquido celestial? Eres un aspirante espiritual y
como tal deberías tener muy en cuenta que la lluvia es un precioso
obsequio para toda la humanidad.
El discípulo no pudo
por menos que sentirse profundamente avergonzado.
Comenzó a caminar muy
lentamente, calándose hasta los huesos, hasta que al final llegó a
su casa. Por culpa de la lluvia cogió un persistente resfriado.
Transcurrieron los
días. Una mañana estaba el discípulo sentado en el porche de su
casa leyendo las escrituras. Levantó un momento los ojos y vio a su
gurú corriendo tanto como sus piernas se lo permitían, a fin de
llegar a algún lugar que lo protegiera de la lluvia.
--Maestro -le dijo-,
¿por qué huyes de las bendiciones divinas? ¿No eres tú ahora el
que desprecias el obsequio divino? ¿Acaso no estás huyendo del agua
celestial?
Y el gurú repuso:
--¡Oh, ignorante e
insensato! ¿No tienes ojos para ver que lo que no quiero es
profanarla con los pies?
¿HASTA CUÁNDO
DORMIDO?
Era un pueblo de la
India cerca de una ruta principal de comerciantes y viajeros.
Acertaba a pasar mucha gente por la localidad. Pero el pueblo se
había hecho célebre por un suceso insólito: había un hombre que
llevaba ininterrumpidamente dormido más de un cuarto de siglo. Nadie
conocía la razón. ¡Qué extraño suceso! La gente que pasaba por
el pueblo siempre se detenía a contemplar al durmiente.
?Pero a qué se debe este
fenómeno?
-se preguntaban los
visitantes-. En las cercanías de la localidad vivía un eremita. Era
un hombre huraño, que pasaba el día en profunda contemplación y no
quería ser molestado. Pero había adquirido fama de saber leer los
pensamientos ajenos. El alcalde mismo fue a visitarlo y le rogó que
fuera a ver al durmiente por si lograba saber la causa de tan largo y
profundo sueño. El eremita era muy noble y, a pesar de su aparente
adustez, se prestó a tratar de colaborar en el esclarecimiento del
hecho. Fue al pueblo y se sentó junto al durmiente. Se concentró
profundamente y empezó a conducir su mente hacia las regiones
clarividentes de la consciencia. Introdujo su energía mental en el
cerebro del durmiente y se conectó con él. Minutos después, el
eremita volvía a su
estado ordinario de
consciencia. Todo el pueblo se había reunido para escucharlo. Con
voz pausada, explicó:
--Amigos. He llegado,
sí, hasta la concavidad central del cerebro de este hombre que lleva
más de un cuarto de siglo durmiendo. También he penetrado en el
tabernáculo de su corazón. He buscado la causa. Y, para vuestra
satisfacción, debo deciros que la he hallado. Este hombre sueña de
continuo que está despierto y, por tanto, no se propone despertar.
EL HOMBRE ECUÁNIME
Era un hombre querido
por todos.
Vivía en un pueblo en el
interior de la India, había enviudado y tenía un hijo. Poseía un
caballo, y un día, al despertarse por la mañana y acudir al establo
para dar de comer al animal, comprobó que se había escapado. La
noticia corrió por el pueblo y vinieron a verlo los vecinos para
decirle:
--¡Qué mala suerte
has tenido!
Para un caballo que poseías y
se ha marchado.
--Sí, sí, así es; se
ha marchado -dijo el hombre.
Transcurrieron unos
días, y una soleada mañana, cuando el hombre salía de su casa, se
encontró con que en la puerta no sólo estaba su caballo, sino que
había traído otro con él. Vinieron a verlo los vecinos y le
dijeron:
--¡Qué buena suerte
la tuya! No sólo has recuperado tu caballo, sino que ahora tienes
dos.
--Sí, sí, así es
-dijo el hombre.
Al disponer de dos
caballos, ahora podía salir a montar con su hijo. A menudo padre e
hijo galopaban uno junto al otro. Pero he aquí que un día el hijo
se cayó del caballo y se fracturó una pierna. Cuando los vecinos
vinieron a ver al hombre, comentaron:
--¡Qué mala suerte,
verdadera mala suerte! Si no hubiera venido ese segundo caballo, tu
hijo estaría bien.
--Sí, sí, así es
-dijo el hombre tranquilamente.
Pasaron un par de
semanas. Estalló la guerra. Todos los jóvenes del pueblo fueron
movilizados, menos el muchacho que tenía la pierna fracturada. Los
vecinos vinieron a visitar al hombre, y exclamaron:
--¡Qué buena suerte
la tuya! Tu hijo se ha librado de la guerra.
--Sí, sí, así
es -repuso serenamente el hombre ecuánime.
EL HOMBRE QUE SE DISFRAZÓ DE BAILARINA
Una fastuosa fiesta se
celebraba en la corte real. El monarca esperaba con ansiedad el
momento de la danza, pues era muy amante de la misma.
Quedaban unos minutos para que
tuviera lugar la representación, cuando la bailarina enfermó de
gravedad. No se podía desairar al rey, así que se buscó
afanosamente otra bailarina para sustituir a la enferma, pero sucedió
que no pudo ser hallada ninguna. El carácter del rey era terrible
cuando se enfadaba. ¿Qué se podía hacer?
Uno de los ministros resolvió
elegir a uno de los sirvientes y se le ordenó que se disfrazara de
bailarina y bailase ante el rey. El sirviente se disfrazó de
bailarina, se maquilló minuciosamente y danzó con entusiasmo ante
el monarca. El rey, satisfecho, dijo:
--Aunque en algunas
actitudes es un poco varonil, se trata de una gran bailarina. Me
siento complacido.
La pregunta es:
Mientras el sirviente interpretaba a la bailarina, ¿dejó de saber
que era un hombre?
Nadie podría contestar,
excepto él.
IGNORANCIA
Se trataba de dos
amigos no demasiado inteligentes. Habían decidido hacer una marcha y
dormir en un establo. Caminaron durante toda la jornada. Al anochecer
se alojaron, como tenían previsto, en un establo del que previamente
tenían noticias. Estaban muy cansados y durmieron profundamente;
pero, de madrugada, una pesadilla despertó a uno de los amigos.
Zarandeó a su compañero, despertándolo, y le dijo:
--Sal fuera y dime si
ha amanecido. Comprueba si ha salido el sol.
El hombre salió y vio
que todo estaba muy oscuro. Volvió al establo y explicó:
--Oye, está todo tan
oscuro que no puedo ver si el sol ha salido.
—¡No seas idiota! -exclamó
el compañero-. ¿Acaso no puedes encender la linterna para ver si ha
salido?
EL INCRÉDULO
A pesar de la
ascendencia que la palabra tiene sobre la mente humana, muchas
personas dudan de la eficacia del mantra o fonema místico para
canalizar la energía mental y motivarse espiritualmente. Tal es el
caso de un incrédulo personaje que estaba escuchando a un yogui que
declaraba:
--Os puedo decir que el
mantra tiene el poder de conduciros al Ser.
El hombre incrédulo
protestó:
--Esa afirmación
carece de fundamento. ¿Cómo puede la repetición de una palabra
conducirnos al Ser? Eso es como decir que si repitiéramos “pan,
pan, pan”, se haría realidad el pan y se manifestaría.
El yogui se encaró con
el incrédulo y le gritó:
--Siéntate ahora
mismo, sinvergüenza.
El incrédulo se llenó
de rabia.
Era tal su incontrolada ira
que comenzó a temblar, y furioso vociferó:
--¿Cómo te atreves a
hablarme de ese modo? ¿Y tú te dices un hombre santo y vas
insultando a los otros?
Entonces, con mucho
afecto y ternura, el yogui le dijo:
--Siento mucho haberte
ofendido.
Discúlpame. Pero, dime, ¿qué
sientes en este momento?
--¡Me siento
ultrajado!
Y el yogui declaró:
--Con una sola palabra
injuriosa te has sentido mal. Fíjate el enorme efecto que ha
ejercido sobre ti. Si esto es así, ¿por qué el vocablo que designa
al Ser no va a tener el poder de transformarte?
LA ACTITUD INTERIOR
Eran dos grandes
amigos. Trabajaban en un pueblo y decidieron ir a pasar unos días a
la ciudad. Comenzaron a caminar y en una gran calle vieron un burdel
que estaba frente a frente con un santuario. Uno de los amigos
decidió pasar unas horas en el burdel, bebiendo y disfrutando de las
bellas prostitutas, en tanto que el otro optó por pasar ese tiempo
en el santuario, escuchando a un maestro que hablaba sobre la
conquista interior.
Pasaron unos minutos, y
entonces el amigo que estaba en el burdel comenzó a lamentar no
estar escuchando al maestro en el santuario, en tanto que el otro
amigo, por el contrario, en lugar de estar atento a las enseñanzas
que estaba oyendo, estaba ensoñando con el burdel y reprochándose a
sí mismo lo necio que había sido por no elegir la diversión. De
este modo, el hombre que estaba en el burdel obtuvo los mismos
méritos que si hubiera estado en el santuario, y el que estaba en el
santuario acumuló tantos deméritos como si hubiera estado en el
burdel.
*El Maestro dice:
Precediendo a los actos, está la actitud interior.
En la actitud interior comienza
la cuenta de méritos y deméritos.
LA DISPUTA
En el bosque habitaban
el rey de los cuervos y el rey de los búhos, ambos con su legión
respectiva de cuervos y búhos. Siempre habían compartido la paz del
bosque, pero resulta que cierto día el rey de los cuervos y el rey
de los búhos se encontraron y comenzaron a intercambiar impresiones.
El rey de los cuervos preguntó:
--¿Por qué tú y tu
legión de búhos trabajáis por la noche?
El búho, sorprendido,
replicó:
--Sois vosotros los que
trabajáis por la noche. Nosotros trabajamos de día. Así que no
mientas.
Y los dos reyes se
enzarzaron en una discusión, ambos convencidos de que trabajaban de
día. Hasta tal punto la discusión comenzó a adquirir un carácter
de violencia, que la legión de cuervos y la de búhos se disponían
a entrar en combate. Pero cuando la situación estaba llegando a su
momento más crítico, apareció por allí un apacible cisne que, al
enterarse de la disputa, dijo:
--Calmaos todos,
queridos compañeros.
Y dirigiéndose a los
reyes, dijo:
--No debéis en
absoluto pelear, porque los dos tenéis razón. Desde vuestra
perspectiva, los dos trabajáis de día.
*El Maestro dice:
Debido a diferentes enfoques de la realidad aparente, ideologías y
ficticias divisiones, surgen las disputas y guerras, el malestar y el
dolor.
LA ELOCUENCIA DEL SILENCIO
Un padre deseaba para
sus dos hijos la mejor formación mística posible.
Por ese motivo, los envió a
adiestrarse espiritualmente con un reputado maestro de la filosofía
vedanta. Después de un año, los hijos regresaron al hogar paterno.
El padre preguntó a uno de ellos sobre el Brahmán, y el hijo se
extendió sobre la Deidad haciendo todo tipo de ilustradas
referencias a las escrituras, textos filosóficos y enseñanzas
metafísicas. Después, el padre preguntó sobre el Brahmán al otro
hijo, y éste se limitó a guardar silencio.
Entonces el padre,
dirigiéndose a este último, declaró:
--Hijo, tú sí que
sabes realmente lo que es el Brahmán.
*El Maestro dice: La
palabra es limitada y no puede nombrar lo innombrable.
LA ENSEÑANZA DEL SABIO VEDANTÍN
Era un sabio vedantín,
es decir, que creía en la unidad que se manifiesta como diversidad.
Estaba hablando a sus discípulos sobre el Ser Supremo y el ser
individual, explicándoles que son lo mismo. Declaró:
--Del mismo modo que el
Ser Supremo existe dentro de sí mismo, también existe dentro de
cada uno de nosotros.
Uno de los discípulos
replicó:
--Pero, maestro, ¿cómo
nosotros podemos ser como el Ser Supremo, cuando Él es tan inmenso y
poderoso?
Infinitos universos moran
dentro de Él. Nosotros somos partículas a su lado.
El sabio le pidió al
discípulo que se aproximase al Ganges y cogiese agua. Así lo hizo
el discípulo.
Cogió un tazón de agua y se
lo presentó al sabio; pero éste protestó:
--Te he pedido agua del
Ganges.
Ésta no puede ser agua de ese
río.
--Claro que lo es -dijo
el discípulo consternado.
--Pero en el Ganges hay
peces y tortugas, las vacas acuden a beber a sus orillas, y la gente
se baña en él. Esta agua no puede ser del Ganges.
--Claro que lo es
-insistió el discípulo-, pero en tan poca cantidad que no puede
contener ni peces, ni tortugas, ni vacas, ni devotos.
—Tienes razón -afirmó el
sabio-.
Ahora devuelve el agua al río.
Así lo hizo el
discípulo y regresó después junto al sabio, que le explicó:
--¿Acaso no existen
ahora todas esas cosas en el agua? El ser individual es como el agua
en el tazón. Es una con el Ser Supremo, pero existe en forma
limitada y por eso parece diferente. Al devolver el agua del tazón
al río, volvió a contar con peces, tortugas, vacas y devotos. Si
meditas adecuadamente, comprenderás que tú eres el Ser Supremo y
que estás en todo, como Él.
LA IMPERTURBABILIDAD DEL BUDA
Durante muchos años el
Buda se dedicó a recorrer ciudades, pueblos y aldeas impartiendo la
Enseñanza, siempre con infinita compasión. Pero en todas partes hay
gente aviesa y desaprensiva. Así, a veces surgían personas que se
encaraban al maestro y le insultaban acremente. El Buda jamás perdía
la sonrisa y mantenía una calma imperturbable. Hasta tal punto
conservaba la quietud y la expresión del rostro apacible, que un día
los discípulos, extrañados, le preguntaron:
--Señor, ¿cómo
puedes mantenerte tan sereno ante los insultos?
Y el Buda repuso:
--Ellos me insultan,
ciertamente, pero yo no recojo el insulto.
LA LLAVE DE LA FELICIDAD
El Divino se sentía
solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos
seres que pudieran hacerle compañía. Pero cierto día, estos seres
encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el
Divino y se reabsorbieron a Él.
Dios se quedó triste,
nuevamente solo. Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de
crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave
de la felicidad, encontrar el camino hacia Él y volver a quedarse
solo. Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la
llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. Tenía,
desde luego, que esconderla en un lugar recóndito donde el hombre no
pudiese hallarla. Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar;
luego, en una caverna de los Himalayas; después, en un remotísimo
confín del espacio sideral. Pero no se sintió satisfecho con estos
lugares. Pasó toda la noche en vela, preguntándose cual sería el
lugar seguro para ocultar la llave de la felicidad. Pensó que el
hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos y
que allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una
gruta de los Himalayas, porque antes o después hallaría esas
tierras. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios
siderales, porque un día el hombre exploraría todo el universo.
“?Dónde ocultarla?”, continuaba preguntándose al amanecer. Y
cuando el sol comenzaba a disipar la bruma matutina, al Divino se le
ocurrió de súbito el único lugar en el que el hombre no buscaría
la llave de la felicidad: dentro del hombre mismo. Creó al ser
humano y en su interior colocó la llave de la felicidad.
LA MADERA DE SÁNDALO
Era un hombre que había
oído hablar mucho de la preciosa y aromática madera de sándalo,
pero que nunca había tenido ocasión de verla. Había surgido en él
un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo. Para
satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y
solicitarles un trozo de madera de esta clase. Pensó que alguno
tendría la bondad de enviársela. Así, comenzó a escribir cartas y
cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: “Por
favor, enviadme madera de sándalo”. Pero un día, de súbito,
mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz con
el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del
lápiz y descubrió que era de sándalo.
El Maestro dice: Si la
percepción está embotada, se estrella en las apariencias de las
cosas.
LA NATURALEZA DE LA MENTE
Se trataba de un hombre
que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y
sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder
dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. El
suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería
disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de
los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen realidad.
Así es que al punto apareció una confortable cama.
El hombre se echó sobre ella
y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo
placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus
fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que
comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió
hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y
opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos
manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso.
De repente le asaltó un pensamiento: “!Mira que si ahora un tigre
me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró.
*El Maestro dice:
Cambiante y descontrolada es la naturaleza de la mente. Aplícate a
conocerla y dominarla y disiparás para siempre el peor de los
tigres: el que mora dentro de ella misma.
LA NIÑA Y EL ACRÓBATA
Era una niña de
ojos grandes como lunas, con la sonrisa suave del amanecer. Huérfana
siempre desde que ella recordara, se había asociado a un acróbata
con el que recorría, de aquí para allá, los pueblos hospitalarios
de la India. Ambos se habían especializado en un número circense
que consistía en que la niña trepaba por un largo palo que el
hombre sostenía sobre sus hombros. La prueba no estaba ni mucho
menos exenta de riesgos.
Por eso, el hombre le indicó
a la niña:
--Amiguita, para evitar
que pueda ocurrirnos un accidente, lo mejor será que, mientras
hacemos nuestro número, yo me ocupe de lo que tú estás haciendo y
tú de lo que estoy haciendo yo.
De ese modo no correremos
peligro, pequeña.
Pero la niña, clavando
sus ojos enormes y expresivos en los de su compañero, replicó:
--No, Babu, eso no es lo acertado. Yo me ocuparé de mí
y tú te ocuparás de ti, y así, estando cada uno muy pendiente de
lo que uno mismo hace, evitaremos cualquier accidente.
*El Maestro dice:
Permanece vigilante de ti y libra tus propias batallas en lugar de
intervenir en las de otros. Atento de ti mismo, así avanzarás
seguro por la vía hacia la Liberación definitiva.
LA OLLA DE BARRO
Era un lechero
acaudalado y que contaba con varios trabajadores en su lechería.
Llamó a uno de ellos, Ashok, y le entregó una olla llena de
mantequilla para que la llevase a un cliente de un pueblo cercano. A
cambio le prometió algunas rupias extras. Ashok, muy contento,
colocó la olla sobre su cabeza y se puso en marcha, en tanto se
decía para sí: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien! Con ellas
compraré gallinas, éstas pronto se multiplicarán y llegaré a
tener nada menos que diez mil. Luego las venderé y compraré cabras.
Se reproducirán, venderé parte de ellas y compraré una granja.
Como ganaré mucho dinero, también compraré telas y me haré
comerciante. Será estupendo.
Me casaré, tendré una casa
soberbia y, naturalmente, dispondré de excelente cocinero para que
me prepare los platos más deliciosos, y si un día no me hace bien
la comida, le daré una bofetada”. Al pensar en propinarle una
bofetada al cocinero, Ashok, automáticamente, levantó la mano,
provocando así la caída de la olla, que se hizo mil pedazos contra
el suelo derramando su contenido. Desolado, volvió al pueblo y se
enfrentó al patrón, que exclamó:
--¡Necio! ¡Me has
hecho perder las ganancias de toda una semana!
Y Ashok replicó:
--¡Y yo he perdido mis
ganancias de toda la vida!
LA PALOMA Y LA ROSA
La incipiente claridad
del día comenzaba a disipar las tinieblas de una noche tibia y
hermosa. Una paloma, revoloteando y revoloteando, penetró en un
pequeño y recoleto templo de la India. Todas las paredes estaban
adornadas de espejos y en ellos se reflejaba la imagen de una rosa
que había situada, como ofrenda, en el centro del altar. La paloma,
tomando las imágenes por la rosa misma, se abalanzó contra ellas,
chocando violentamente una y otra vez contra las acristaladas paredes
del templo, hasta que, al final, su frágil cuerpo reventó y halló
la muerte. Entonces, el cuerpo de la paloma, todavía caliente, cayó
justo sobre la rosa.
*El Maestro dice: No
apuntes a las apariencias; sino a la Realidad.
No te extravíes en la
diversidad, sino que debes establecerte en la Unidad.
LA TORTUGA Y LA ARGOLLA
Era un sabio tan
anciano que nadie de la localidad sabía su edad. Él mismo la había
olvidado, entre otras razones porque había trascendido todo apego y
ambición humana. Estaba un día sentado bajo un enorme árbol
banyano, la mirada perdida en el horizonte, la mente quieta como un
cielo sin nubes. De repente, vio cómo un hombre joven echaba una
cuerda sobre la rama de un árbol y ataba uno de sus extremos a su
cuello. El sabio se dio cuenta de las intenciones del joven, corrió
hacia él y le pidió que desistiese de su propósito aunque sólo
fuera un par de minutos para escucharlo. El joven accedió, y ambos
se sentaron junto al árbol. El anciano se expresó así:
--Voy a hacerte un
ruego, querido amigo. Imagina una sola tortuga en el inmenso océano
y que sólo saca la cabeza a la superficie una vez cada millón de
años. Imagina un aro flotando sobre las aguas del inmenso océano.
Pues más difícil aún que el que la tortuga introduzca la cabeza en
el aro del agua, es haber obtenido la forma humana. Ahora, amigo,
procede como creas conveniente.
Todavía cuenta la
gente del lugar que aquel joven llegó a anciano y se hizo sabio.
LA VERDAD... ¿ES LA VERDAD?
El rey había entrado
en un estado de honda reflexión durante los últimos días. Estaba
pensativo y ausente. Se hacía muchas preguntas, entre otras por qué
los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver este último
interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un ermitaño que
moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la
meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime.
Sólo porque se lo exigieron,
el eremita abandonó la inmensa paz del bosque.
--Señor, ¿qué deseas
de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca.
--He oído hablar mucho
de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores
ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de
arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.
--La gente dice, señor
-repuso indiferente el ermitaño.
--A propósito de la
gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la
gente sea mejor?
--Puedo decirte, señor
-repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en
absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que
cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar
la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de
orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad
ordinaria.
El rey se quedó
dubitativo. Luego reaccionó para replicar:
--De lo que no hay
duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente
diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces.
El eremita sonrió
levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio.
El rey decidió
establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la
ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo
aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda
persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada.
Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al
patíbulo y ahorcada”.
Amanecía. El ermitaño,
tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su
amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó
hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó:
--¿Adónde vas?
--Voy camino de la
horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita.
El capitán aseveró:
--No lo creo.
--Pues bien, capitán,
si he mentido, ahórcame.
--Pero si te ahorcamos
por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en cierto
lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir,
sino por decir la verdad.
--Así es -afirmó el
ermitaño-.
Ahora usted sabe lo que es la
verdad... ¡Su verdad!
EL LADRÓN POLICÍA
En un pueblo de la
India había un hábil ladrón que robaba en todas las casas y jamás
podía ser sorprendido.
Era un verdadero experto. La
gente de la localidad, desmoralizada, se reunió con el alcalde y le
pidió que nombrase un policía, ya que no había ninguno en el
pueblo y así el ladrón lograba actuar a su aire y sin ningún
riesgo. El alcalde, comprendiendo el desánimo de las gentes del
lugar, entregó un bando solicitando personas que se presentaran al
puesto de policía. Solamente se presentó un candidato. Se trataba
del ladrón y fue elegido policía.
LAS DOS RANAS
He aquí una rana que
había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había
nacido y habría de morir.
Pasó cerca de allí otra rana
que había vivido siempre en el mar. Tropezó y se cayó en el pozo.
--¿De dónde vienes?
-preguntó la rana del pozo.
--Del mar.
--¿Es grande el mar?
--Extraordinariamente
grande, inmenso.
La rana del pozo se
quedó unos momentos muy pensativa y luego preguntó:
--¿Es el mar tan
grande como mi pozo?
--¡Cómo puedes
comparar tu pozo con el mar! Te digo que el mar es excepcionalmente
grande, descomunal.
Pero la rana del pozo,
fuera de sí por la ira, aseveró:
--Mentira, no puede
haber nada más grande que mi pozo; ¡nada! ¡Eres una mentirosa y
ahora mismo te echaré de aquí!
LAS FANTASÍAS DE UNA ABEJA
Era una abeja llena de
alegría y vitalidad. En cierta ocasión, volando de flor en flor y
embriagada por el néctar, se fue alejando imprudentemente de su
colmena más de lo aconsejable, y cuando se dio cuenta ya se había
hecho de noche. Justo cuando el sol se estaba ocultando, se hallaba
ella deleitándose con el dulce néctar de un loto. Al hacerse la
oscuridad, el loto se plegó sobre sí mismo y se cerró, quedando la
abeja atrapada en su interior. Despreocupada, ésta dijo para sí:
“No importa. Pasaré aquí toda la noche y no dejaré de libar este
néctar maravilloso. Mañana, en cuanto amanezca, iré en busca de
mis familiares y amigos para que vengan también a probar este manjar
tan agradable. Seguro que les va a hacer muy felices”.
La noche cayó por
completo. Un enorme elefante hambriento pasó por el paraje e iba
engullendo todo aquello que se hallaba a su paso. La abeja, ignorante
de todo lo que sucediera en el exterior y cómodamente alojada en el
interior del loto, seguía libando.
Entonces se dijo: “!Qué
néctar tan fantástico, tan dulce, tan delicioso!
¡Esto es maravilloso!
No sólo traeré aquí a todos mis familiares, amigos y vecinos para
que lo prueben, sino que me dedicaré a fabricar miel y podré
venderla y obtener mucho dinero a cambio de ella y adquirir todas las
cosas que me gustan en el mundo”. Súbitamente, tembló el suelo a
su lado. El elefante engulló el loto y la abeja apenas tuvo tiempo
de pensar: “Éste es mi fin. Me muero”.
LAS PESCADORAS
Se trataba de un grupo
de pescadoras. Después de concluida la faena, se pusieron en marcha
hacia sus respectivas casas. El trayecto era largo y, cuando la noche
comenzaba a caer, se desencadenó una violenta tormenta.
Llovía tan torrencialmente
que era necesario guarecerse. Divisaron a lo lejos una casa y
comenzaron a correr hacia ella. Llamaron a la puerta y les abrió una
hospitalaria mujer que era la dueña de la casa y se dedicaba al
cultivo y venta de flores. Al ver totalmente empapadas a las
pescadoras, les ofreció una habitación para que tranquilamente
pasaran allí la noche.
Era una amplia estancia donde
había una gran cantidad de cestas con hermosas y muy variadas
flores, dispuestas para ser vendidas al siguiente día.
Las pescadoras estaban
agotadas y se pusieron a dormir. Sin embargo, no lograban conciliar
el sueño y empezaron a quejarse del aroma de las flores: “!Qué
peste! No hay quien soporte este olor. Así no hay quien pueda
dormir”. Entonces una de ellas tuvo una idea y se la sugirió a sus
compañeras:
--No hay quien aguante
esta peste, amigas, y, si no ponemos remedio, no vamos a poder pegar
un ojo. Coged las canastas de pescado y utilizadlas como almohada y
así conseguiremos evitar este desagradable olor.
Las mujeres siguieron
la sugerencia de su compañera. Cogieron las cestas malolientes de
pescado y apoyaron las cabezas sobre ellas. Apenas había pasado un
minuto y ya todas ellas dormían profundamente.
LEALTAD
Un insurrecto había
sido condenado a morir en la horca. El hombre tenía a su madre
viviendo en una lejana localidad y no quería dejar de despedirse de
ella por este motivo. Hizo al rey la petición de que le permitiese
partir unos días para visitar a su madre. El monarca sólo puso una
condición, que un rehén ocupase su lugar mientras permanecía
ausente y que, en el supuesto de que no regresase, fuera ejecutado
por él. El insurrecto recurrió a su mejor amigo y le pidió que
ocupase su puesto. El rey dio un plazo de siete días para que el
rehén fuera ejecutado si en ese tiempo no regresaba el condenado.
Pasaron los días. El
sexto día se levantó el patíbulo y se anunció la ejecución del
rehén para la mañana del día siguiente. El rey preguntó por su
estado de ánimo a los carceleros, y éstos respondieron:
--¡Oh, majestad! Está
verdaderamente tranquilo. Ni por un momento ha dudado de que su amigo
volverá.
El rey sonrió con
escepticismo.
Llegó la noche del
sexto día. La tranquilidad y la confianza del rehén resultaban
asombrosas. De madrugada, el monarca indagó sobre el rehén y el
jefe de la prisión dijo:
--Ha cenado
opíparamente, ha cantado y está extraordinariamente sereno.
No duda de que su amigo
volverá.
—¡Pobre infeliz! -exclamó
el monarca.
Llegó la hora prevista
para la ejecución. Había comenzado a amanecer.
El rehén fue conducido hasta
el patíbulo. Estaba relajado y sonriente.
El monarca se extrañó al
comprobar la firmeza anímica del rehén. El verdugo le colocó la
cuerda al cuello, pero él seguía sonriente y sereno. Justo cuando
el rey iba a dar la orden para la ejecución, se escucharon los
cascos de un caballo. El insurrecto había regresado justo a tiempo.
El rey, emocionado, concedió la libertad a ambos hombres.
EL LIBERADO-VIVIENTE Y EL BUSCADOR
Un buscador espiritual
viajó a la India en su afán por encontrar y entrevistar a un
verdadero iluminado, a un jivanmukta o liberado-viviente.
Viajó durante meses por el
país. Se trasladó de los Himalayas al cabo de la Virgen, del estado
de Maharahstra al de Bengala. Recorrió montañas, dunas, desiertos,
ciudades y pueblos.
Recabó mucha información y,
por fin, halló, según todos los testimonios, un verdadero hombre
realizado. Por fin, podría llevar a cabo su ansiado encuentro.
El graznido de los
cuervos quebraba el silencio de una tarde apacible y dorada. El
hombre realizado se hallaba bajo un frondoso rododendro, en actitud
meditativa. El visitante lo saludó cortésmente, se sentó a su lado
y preguntó:
--Antes de que usted
hallase la realización, ¿se deprimía?
--Sí, claro, a veces
-repuso tranquilamente el jivanmukta.
El buscador hizo una
segunda pregunta:
--Dígame, y ahora,
después de su iluminación, ¿se deprime a veces?
Una leve y hermosa
sonrisa se dibujó en los labios del jivanmukta. Penetró con sus
límpidos ojos los de su interlocutor y contestó:
--Sí, claro, a veces,
pero ya ni me importa ni me incumbe.
*El Maestro dice: Cuando cesa
la identificación con tus procesos psicomentales, ya nada puede
encadenarte ni implicarte. Eres como un bambú vacío por el que
libremente circula la energía universal.LO ESENCIAL Y LO TRIVIAL
Un hombre se perdió en
el desierto. Estaba a punto de perecer de sed cuando aparecieron
algunas mujeres que venían en una caravana. El hombre, al borde de
la muerte, gritó pidiendo auxilio. Cuando las mujeres se aproximaron
a él y lo rodearon, pidió urgentemente agua. Las mujeres empezaron
a mirarlo con detenimiento y comenzaron a preguntarse cómo querría
el hombre que le sirvieran el agua.
?Preferiría en copa de
cristal o en una taza?, ¿en un recipiente de oro o de plata?, ¿tal
vez en una jarra?
Ellas hablaban y hablaban
interesándose por el objeto, pero, entretanto, el hombre iba
agonizando por la ausencia de agua.
*El Maestro dice: Hay
un área de ignorancia en la mente humana que la inclina a lo
irrelevante y trivial, obnubilando la consciencia de lo Real.
EL LORO QUE PIDE LIBERTAD
Ésta es la historia de
un loro muy contradictorio. Desde hacía un buen número de años
vivía enjaulado, y su propietario era un anciano al que el animal
hacía compañía. Cierto día, el anciano invitó a un amigo a su
casa a deleitar un sabroso té de Cachemira.
Los dos hombres pasaron al
salón donde, cerca de la ventana y en su jaula, estaba el loro. Se
encontraban los dos hombres tomando el té, cuando el loro comenzó a
gritar insistente y vehementemente:
--¡Libertad, libertad,
libertad!
No cesaba de pedir
libertad. Durante todo el tiempo en que estuvo el invitado en la
casa, el animal no dejó de reclamar libertad. Hasta tal punto era
desgarradora su solicitud, que el invitado se sintió muy apenado y
ni siquiera pudo terminar de saborear su taza. Estaba saliendo por la
puerta y el loro seguía gritando: “!Libertad, libertad!”.
Pasaron dos días. El
invitado no podía dejar de pensar con compasión en el loro. Tanto
le atribulaba el estado del animalillo que decidió que era necesario
ponerlo en libertad. Tramó un plan. Sabía cuándo dejaba el anciano
su casa para ir a efectuar la compra. Iba a aprovechar esa ausencia y
a liberar al pobre loro. Un día después, el invitado se apostó
cerca de la casa del anciano y, en cuanto lo vio salir, corrió hacia
su casa, abrió la puerta con una ganzúa y entró en el salón,
donde el loro continuaba gritando: “!Libertad, libertad!” Al
invitado se le partía el corazón.
?Quién no hubiera sentido
piedad por el animalito? Presto, se acercó a la jaula y abrió la
puertecilla de la misma. Entonces el loro, aterrado, se lanzó al
lado opuesto de la jaula y se aferró con su pico y uñas a los
barrotes de la jaula, negándose a abandonarla. El loro seguía
gritando: “!Libertad, libertad!”
*El Maestro dice: Como
este loro, son muchos los seres humanos que dicen querer madurar y
hallar la libertad interior, pero que se han acostumbrado a su jaula
interna y no quieren abandonarla.
LOS BRAZALETES DE ORO
Había una mujer que, a
fuerza de una actitud recta y perseverante, había obtenido grandes
logros espirituales. Aunque desposada, siempre hallaba tiempo para
conectar con su Realidad primordial. Desde niña, había lucido en
las muñecas brazaletes de cristal. La vida se iba consumiendo
inexorablemente, como el rocío se derrite cuando brotan los primeros
rayos del sol. Ya no era joven, y las arrugas dejaban sus huellas
indelebles en su rostro. ¿Acaso en todo encuentro no está ya
presente la separación? Un día, su amado esposo fue tocado por la
dama de la muerte y su cuerpo quedó tan frío como los cantos
rodados del riachuelo en el que hacía sus abluciones. Cuando el
cadáver fue incinerado, la mujer se despojó de los brazaletes de
cristal y se colocó unos de oro. La gente del pueblo no pudo por
menos que sorprenderse. ¿A qué venía ahora ese cambio? ¿Por qué
en tan dolorosos momentos abandonaba los brazaletes de cristal y
tomaba los de oro? Algunas personas fueron hasta su casa y le
preguntaron la razón de ese proceder. La mujer hizo pasar a los
visitantes. Parsimoniosamente, con la paz propia de aquel que
comprende y acepta el devenir de los acontecimientos, preparó un
sabroso té especiado.
Mientras los invitados
saboreaban el líquido humeante, la mujer dijo:
--¿Por qué os
sorprendéis? Antes, mi marido era tan frágil como los brazaletes de
cristal, pero ahora él es fuerte y permanente como estos brazaletes
de oro.
LOS CIEGOS Y EL ELEFANTE
Se hallaba el Buda en
el bosque de Jeta cuando llegaron un buen número de ascetas de
diferentes escuelas metafísicas y tendencias filosóficas.
Algunos sostenían que el
mundo es eterno, y otros, que no lo es; unos que el mundo es finito,
y otros, infinito; unos que el cuerpo y el alma son lo mismo, y
otros, que son diferentes; unos, que el Buda tiene existencia tras la
muerte, y otros, que no. Y así cada uno sostenía sus puntos de
vista, entregándose a prolongadas polémicas. Todo ello fue oído
por un grupo de monjes del Buda, que relataron luego el incidente al
maestro y le pidieron aclaración. El Buda les pidió que se sentaran
tranquilamente a su lado, y habló así:
--Monjes, esos
disidentes son ciegos que no ven, que desconocen tanto la verdad como
la no verdad, tanto lo real como lo no real. Ignorantes, polemizan y
se enzarzan como me habéis relatado. Ahora os contaré un suceso de
los tiempos antiguos. Había un maharajá que mandó reunir a todos
los ciegos que había en Sabathi y pidió que los pusieran ante un
elefante y que contasen, al ir tocando al elefante, qué les parecía.
Unos dijeron, tras tocar la cabeza: “Un elefante se parece a un
cacharro”; los que tocaron la oreja, aseguraron: “Se parece a un
cesto de aventar”; los que tocaron el colmillo: “Es como una reja
de arado”; los que palparon el cuerpo: “Es un granero”. Y así,
cada uno convencido de lo que declaraba, comenzaron a querellarse
entre ellos.
El Buda hizo una pausa
y rompió el silencio para concluir:
--Monjes,
así son esos ascetas disidentes: ciegos, desconocedores de la
verdad, que, sin embargo, sostienen sus creencias.
LOS DESIGNIOS DEL KARMA
Sariputta era uno de
los más grandes discípulos del Buda y llegó a ser un iluminado de
excepcional sabiduría y sagaz visión. Viajaba propagando la
Enseñanza, y cierto día, al pasar por una aldea de la India, vio
que una mujer sostenía en una mano un bebé y con la otra estaba
dando una sardina a un perro. Con su visión clarividente e
intemporal pudo ver quiénes fueron todos ellos en una pasada
existencia.
Se trataba de una mujer casada
con un cruel marido que la golpeaba a menudo. Se enamoró de otro
hombre, pero entre su padre y su marido, poniéndose de acuerdo para
ello, le dieron muerte.
Ahora la mujer mantenía a un
bebé en sus brazos, su antiguo amante, que fuera asesinado. La
sardina era su despiadado marido, y el perro, su padre. Todos habían
vuelto a reunirse en la presente vida, pero en condiciones muy
distintas.
LOS DOS AMIGOS
Dos amigos emprendieron
una excursión. Al llegar la noche se echaron a dormir uno al lado
del otro. Uno de ellos soñó que habían tomado un barco y habían
naufragado en una isla. Al despertar, comenzó a preguntarle a su
compañero si recordaba la travesía, el barco y la isla. Se quedó
atónito cuando el amigo le explicó que él no había tenido el
mismo sueño. No podía creerlo. Pero ¡si era un sueño increíble!
Se negaba a aceptar que el amigo no recordara la travesía, el barco
y la isla.
*El Maestro dice: La
persona común, atrapada en la cárcel de su ego, proyecta sobre los
otros sus propios autoengaños.
LOS DOS MÍSTICOS
Se trataba de dos
amigos con una gran tendencia hacia la mística. Cada uno de ellos
consiguió una parcela de terreno donde poder retirarse a meditar
tranquilamente. Uno de ellos tuvo la idea de plantar un rosal y tener
rosas, pero enseguida rechazó el propósito, pensando que las rosas
le originarían apego y terminarían por encadenarlo. El otro tuvo la
misma idea y plantó el rosal. Transcurrió el tiempo. El rosal
floreció, y el hombre que lo poseía disfrutó de las rosas, meditó
a través de ellas y así elevó su espíritu y se sintió unificado
con la madre naturaleza. Las rosas le ayudaron a crecer
interiormente, a despertar su sensibilidad y, sin embargo, nunca se
apegó a ellas. El amigo empezó a echar de menos el rosal y las
hermosas rosas que ya podría tener para deleitar su vista y su
olfato. Y así se apegó a las rosas de su mente y, a diferencia de
su amigo, creó ataduras.
LOS DOS SADHUS
Se trataba de dos
sadhus muy piadosos que acudieron a visitar a Ramakrishna, uno de los
más grandes yoguis de la India. Se trataba de un padre y su hijo.
Anhelaban reunirse con Ramakrishna para recibir la instrucción
mística de este gran sabio. Estaban esperando en el jardín a que el
maestro los recibiera, cuando de repente apareció una serpiente y
picó al sadhu joven. El padre, muy alarmado, empezó a temblar y a
dar gritos para que alguien les prestase ayuda. El hijo, sin embargo,
permaneció muy sereno, impasible, como si no le hubiera mordido una
peligrosa serpiente. Realmente sorprendido, el padre preguntó a su
hijo:
--Pero, ¿cómo puedes
estar tan tranquilo?
El joven sadhu, muy
calmadamente, repuso:
--¿Qué es la
serpiente y a quién ha mordido?
*El Maestro dice: En una mente
tocada por la consciencia de unidad, los reflejos no se confunden con
la realidad.LOS ERUDITOS
Iba a celebrarse un
congreso sobre la mente al que tenían que asistir un buen número de
eruditos especializados en el tema. Para tal fin, un grupo de ellos
debía viajar de su ciudad a aquella otra en la que iba a tener lugar
el acontecimiento. Para cubrir el trayecto, los eruditos tomaron el
tren y consiguieron un compartimiento para ellos solos. Nada más
acomodarse en el compartimiento comenzaron a hablar sobre la mente y
sus misteriosos mecanismos. El tren se puso en marcha. Todos
proporcionaban sus pareceres y llegaron al convencimiento común y
compartido de que lo más necesario era cultivar y desarrollar la
atención mental.
--Sí, ya nada hay tan
importante como permanecer alerta -declaraba uno de ellos
enfáticamente.
--Se requiere el
cultivo metódico de la atención -recalcaba otro.
--Hay que aplicarse al
entrenamiento de la atención; eso es lo esencial -afirmaban algunos.
Así hablaban y
hablaban sin cesar sobre la necesidad de estar atentos, vigilantes y
perceptivos; sobre la conveniencia de establecerse en una atención
despierta y plena.
El convoy seguía su
monótona marcha. Pero una vía estaba en malas condiciones y
descarriló sin que pudiera evitarlo el maquinista. El tren se
precipitó por un enorme barranco, dando innumerables vueltas, hasta
que al final se detuvo estrellándose en las profundidades del mismo.
Los eruditos seguían polemizando acaloradamente, insistiendo en la
necesidad de elevar al máximo el umbral de la atención, pero
ninguno de ellos se había percatado del accidente. Declaraban que
había que tener la mente tan atenta que ni el vuelo de una mosca
pasara desapercibido. Seguían apasionadamente debatiendo sobre la
mente y la atención, con sus cuerpos amontonados unos sobre otros,
todos ellos ignorantes del percance.
LOS MONOS
Era un aspirante
espiritual con mucha motivación, pero tenía una mente muy dispersa.
Tuvo noticias de un sobresaliente mentor y no dudó en desplazarse
hasta donde vivía y decirle:
--Respetado maestro,
perdona que te moleste, pero mi gratitud sería enorme si pudieras
proporcionarme un tema de meditación, puesto que tengo decidido
retirarme al bosque durante unas semanas para meditar sin descanso.
--Me complace tu
decisión. Ve al bosque y estáte contigo mismo. Puedes meditar en
todo aquello que quieras, excepto en monos. Trae lo que quieras a tu
mente, pero no pienses en monos.
El discípulo se sintió
muy contento, diciendo: “!Qué fácil es el tema que me ha
proporcionado el maestro!; sí, realmente sencillo”. Se retiró a
un frondoso bosque y dispuso una cabaña para la meditación.
Transcurrieron las semanas y el aspirante puso término al retiro.
Regresó junto al mentor, y éste, nada más verlo, preguntó:
--¿Qué tal te ha ido?
Apesadumbrado, el
aspirante repuso:
--Ha sido agotador.
Traté incansablemente de pensar en algo que no fuesen monos, pero
los monos iban y venían por mi mente sin poderlo evitar. En
realidad, llegó un momento en que sólo pensaba en monos.
LOS ORFEBRES
En una localidad de la
India había un negocio de orfebrería donde trabajaban cuatro
hombres que eran tenidos por muy piadosos y que siempre eran vistos
con los signos del dios Vishnú pintados en la frente, un collar de
semillas sagradas al pecho, un rosario en la mano y el nombre del
Divino repitiéndose en sus labios. Las gentes de la localidad,
impresionadas por tanta santidad, se habían convertido en generosos
clientes del establecimiento. A éstos les agradaba mucho comprobar
que cuando llegaban a la tienda, los cuatro orfebres repetían los
nombres de distintas divinidades hindúes. Al llegar un cliente, uno
de ellos exclamaba: “Keshava, Keshava”; un poco después, otro
entonaba: “Gopal, Gopal”; a continuación, el tercero recitaba:
“Hari, Hari”. Entonces los clientes, muy satisfechos con tanta
santidad, hacían una buena compra, en tanto el cuarto orfebre decía
fervorosamente: “Hara, Hara”.
Todos estos términos son
nombres de deidades del panteón hindú, pero los orfebres eran
bengalíes y en su lengua tienen un segundo significado. Keshava
quiere decir: “?Quiénes son”?, que es lo que pregunta el primer
orfebre; Gopal significa: “Un rebaño de vacas”, que es lo que
contesta el segundo; Hari es: “?Puedo robarles?”, que pregunta el
tercero; Hara quiere decir: “Sí, róbales”, que es lo que
declara el cuarto.
LOS SUEÑOS DEL REY
Había un monarca en un
floreciente y próspero reino del norte de la India. Era rico y
poderoso. Su padre le había enseñado a ser magnánimo y generoso,
y, antes de fallecer, le había dicho:
--Hijo, cualquiera
puede, por destino o por azar, tener mucho, pero lo importante no es
tenerlo, sino saberlo dar y compartir. No hay peor cualidad que la
avaricia. Sé siempre generoso. Tienes mucho, así que da mucho a los
otros.
Durante algunos años,
tras la muerte de su padre, el rey se mostró generoso y espléndido.
Pero a partir de un día, poco a poco, se fue tornando avaro y no
sólo empezó a no compartir nada con los otros, sino que comenzó
incluso a negarse hasta las necesidades básicas a sí mismo.
Realmente se comportaba como un pordiosero. Su asistente personal,
que también lo había sido de su padre, estaba tan preocupado que
hizo llamar a un rishi 2*| que vivía en una cueva en las altas
montañas del Himalaya.
--Es increíble -se
lamentó el asistente ante el rishi-. Es uno de los reyes más ricos
y se comporta como un pordiosero. Te estaríamos todos muy
agradecidos si pudieras descubrir la razón.
El asistente le pidió
al rey que recibiera al rishi. El monarca convino:
--De acuerdo, siempre
que no vaya a solicitarme nada, ¡porque soy tan pobre!
El rishi y el monarca
se encerraron en una de las cámaras del palacio. El rey iba vestido
con harapos, sucio y maloliente, en contraste con el palacio
esplendoroso en el que habitaba.
Incluso iba descalzo y ni
siquiera lucía ningún adorno real.
--Estoy arruinado -se
quejó el rey.
--Pero, señor, eres
rico y poderoso -replicó el rishi.
--No me vengas con
zarandajas -dijo el monarca-. Nada puedes sacarme, porque nada tengo.
Incluso cuando estos harapos se terminen de arruinar, ¿con qué
cubriré mi cuerpo?
Y el rey se puso a
llorar sin poder impedirlo.
Entonces el rishi
entornó los ojos, concentró su mente y, como un punto de luz, se
coló en el cerebro del monarca. Allí vio el sueño que tenía el
rey noche tras noche: soñaba que era un mendigo, el más misérrimo
de los mendigos. Y, de ese modo, aunque era un rey rico y poderoso,
se comportaba como un pordiosero. Logró en días sucesivos enseñar
al rey a que dominara sus pensamientos y cambiara la actitud de su
mente. El monarca volvió a ser generoso, pero no consiguió que el
rishi aceptara ningún obsequio.
*El Maestro dice: Tal es
el poder del pensamiento. Así como piensas, así eres. Conquista el
pensamiento, y te habrás conquistado a ti mismo.
MAÑANA TE LO DIRÉ
El rey era un hombre
joven sinceramente preocupado por las cuestiones metafísicas.
Aspiraba a conquistar la liberación interior y sabía que lograrla
requería muchísima motivación y un enorme esfuerzo. Comenzó a
preguntarse si una persona necesitaría más de una liberación y,
atormentado por esta cuestión, hizo llamar a su maestro.
--Venerable yogui. Hay
una cuestión que me inquieta mucho. Incluso me roba el sueño. Yo sé
hasta qué punto hay que esforzarse para hallar la Liberación pero
me pregunto: ¿Basta con que una persona se libere una vez o son
necesarias más liberaciones?
El yogui sólo repuso:
--Mañana, señor, te
lo diré al amanecer.
El monarca ni siquiera
pudo conciliar el sueño. Estaba ansioso por recibir la respuesta.
Los primeros rayos del sol iluminaron su reino. Se incorporó y
comenzó a ataviarse. Recordó que tenía que estar presente en una
ejecución que iba a llevarse a cabo. Por haber violado y matado a
varias mujeres, un hombre había sido condenado a la horca. El juez
había anunciado: “Este hombre cruel y perverso debería ser
ahorcado por cada uno de sus crímenes”.
Cuando el rey salió de
su cámara, el yogui le estaba esperando.
--Estoy ansioso por
conocer tu respuesta -dijo el rey nada más verle.
--La conocerás, señor.
Si me permites acompañarte a contemplar la ejecución.
El monarca y el yogui
asistieron a la ejecución. El asesino fue ahorcado. Entonces el rey
se volvió hacia el yogui y le preguntó:
--¿Cuándo responderás
a mi pregunta?
--Ahora mismo, majestad
-repuso el yogui-. Ese hombre que acaba de ser ejecutado debería
haber sido ahorcado, según el juez, una vez por cada uno de sus
crímenes. ¿Podéis acaso ahorcarlo de nuevo?
--Claro que no -afirmó
el monarca-. Un hombre ahorcado no puede ser ahorcado de nuevo.
Y el yogui dijo:
--Y un hombre liberado,
¿puede liberarse de nuevo?
EL MARIDO DESCONFIADO
Al llegar a una edad
avanzada, y tras una vida hogareña de alegrías y sufrimientos
cotidianos, unos esposos decidieron renunciar a la vida mundana y
dedicar el resto de sus existencias a la meditación y a peregrinar a
los más sacrosantos santuarios. En una ocasión, de camino a un
templo himalayo, el marido vio en el sendero un fabuloso diamante.
Con gran rapidez, colocó uno de sus pies sobre la joya para
ocultarla, pensando que, si su mujer la veía, tal vez surgiera en
ella un sentimiento de codicia que pudiese contaminar su mente y
retrasar su evolución mística. Pero la mujer descubrió la
estratagema de su marido y con voz ecuánime y apacible comentó:
--Querido, me gustaría
saber por qué has renunciado al mundo si todavía haces distinción
entre el diamante y el polvo.
MÁS ALLÁ DE LAS
DIFERENCIAS
Amanecía.
Una mujer muy santa se estaba dando un apacible baño totalmente
desnuda. De repente, un yogui vino a darle un recado y la sorprendió
en su desnudez. Desconcertado y sorprendido, se dio rápidamente
media vuelta y se dispuso a alejarse de la mujer, pero ella le
reprendió en los siguientes términos:
--¿Por qué te
vuelves? Si me pudieras ver como a las vacas pastando en los campos,
también desnuda, no tendrías necesidad de marcharte. Si no te
comportas con naturalidad al verme desnuda, es que todavía haces
diferencia entre tú y yo; todavía estás atrapado en la dualidad y
el deseo.
El yogui comprendió en
profundidad la verdad que brotaba de los sabios labios de la mujer,
se puso ante ella de rodillas y comenzó a exclamar: “!Madre,
madre, madre!”
*El Maestro dice: “Tú”
y “Yo” se funden en la unidad del Ser como se funde la escarcha
con los primeros rayos del sol al despuntar el día.MEDICINA PARA CURAR EL ÉXTASIS
La encarnación divina
de Gauranga había entrado en un éxtasis muy profundo. Ausente de
todo, perdió el equilibrio y cayó al mar. Unos pescadores lo
sacaron con sus redes y, al involucrarse con la encarnación divina,
también ellos entraron en éxtasis. Sintiéndose muy felices, ebrios
de gozo espiritual, dejaron su trabajo y comenzaron a ir de un lado
para otro sin dejar de recitar el nombre de Dios. Los parientes,
cuando comprobaron que pasaban las horas y no salían de su trance
místico, empezaron a preocuparse. Trataron entonces de sacarles del
éxtasis, pero fracasaron en sus intentos. El tiempo transcurría y
todos ellos seguían conectados con la Conciencia Cósmica, ausentes
de la realidad cotidiana. Impotentes y alarmados, los parientes
pidieron consejo al mismo Gauranga, quien les aconsejó:
--Id a casa de un
sacerdote, coged un poco de arroz, ponedlo en la boca de los
pescadores y os aseguro que se curarán de su éxtasis.
Los parientes cogieron
el arroz de casa de un sacerdote y lo pusieron en la boca de los
pescadores. En el acto, el arroz del sacerdote se encargó de
sacarlos del éxtasis y volvieron todos a su estado ordinario de
consciencia.
EL MENDICANTE GOLPEADO
Al amanecer, un monje
mendicante dejó el monasterio para ir a mendigar su alimento. Iba
tranquilamente caminando cuando vio que un terrateniente golpeaba
cruelmente a uno de sus sirvientes. El monje, lleno de compasión
corrió hasta el terrateniente e intercedió por el que estaba siendo
tan severamente castigado. El terrateniente la emprendió entonces
con el pacífico monje y le propinó tal paliza que lo dejó medio
muerto. Un par de horas después, otros monjes del monasterio lo
hallaron en tan lamentable estado y lo condujeron prestos a su celda
en el monasterio. Uno de los monjes le estuvo curando las heridas con
mucho cariño. Cuando el herido se reanimó, le dio leche y le
preguntó:
--Hermano, ¿me
conoces?
--Claro que te conozco,
hermano -dijo con un hilo de voz el herido-.
Aquel que me golpeó,
me está ahora cuidando y alimentando con leche.
MI HIJO ESTÁ CONMIGO
Era un hombre que tenía
un hijo al que amaba profundamente. Por algún motivo se vio obligado
a viajar y tuvo que dejar a su hijo en casa. El niño tenía ocho
años y su padre sólo vivía para él. Habiéndose enterado de la
partida del dueño de la casa, unos bandoleros aprovecharon su
ausencia para entrar en ella y robar todo lo que contenía.
Descubrieron al jovencito y se lo llevaron con ellos, no sin antes
incendiar la casa.
Pasaron unos días. El
hombre regresó a su hogar y se encontró con la casa derruida por el
incendio.
Alarmado, buscó entre los
restos calcinados y halló unos huesecillos, que dedujo eran los del
cuerpo abrasado de su amado hijo. Con ternura infinita, los introdujo
en un saquito que se colgó al cuello, junto al pecho, convencido de
que aquéllos eran los restos de su hijo. Unos días más tarde, el
niño logró escapar de los perversos bandoleros y, tras poder
averiguar dónde estaba la nueva casa de su padre, corrió hasta ella
e insistentemente llamó a la puerta.
--¿Quién es?
-preguntó el padre.
--Soy tu hijo -contestó
el niño.
--No, no puedes ser mi
hijo -repuso el hombre, abrazándose al saquito que colgaba de su
cuello-. Mi hijo ha muerto.
--No, padre, soy tu
hijo. Conseguí escapar de los bandoleros.
--Vete,
¿me oyes? Vete y no me
molestes -ordenó el hombre, sin abrir la puerta y aprisionando el
saquito de huesos contra su pecho. Mi hijo está conmigo.
--Padre, escúchame;
soy yo.
--¡He dicho que te
vayas! -replicó el hombre-. Mi hijo murió y está conmigo. ¡Vete!
Y no dejaba de abrazar
el saquito de huesos.
NASRUDÍN VISITA LA INDIA
El célebre y
contradictorio personaje sufí Mulla Nasrudín visitó la India.
Llegó a Calcuta y comenzó a pasear por una de sus abigarradas
calles. De repente vio a un hombre que estaba en cuclillas vendiendo
lo que Nasrudín creyó que eran dulces, aunque en realidad se
trataba de chiles picantes. Nasrudín era muy goloso y compró una
gran cantidad de los supuestos dulces, dispuesto a darse un gran
atracón. Estaba muy contento, se sentó en un parque y comenzó a
comer chiles a dos carrillos. Nada más morder el primero de los
chiles sintió fuego en el paladar. Eran tan picantes aquellos
“dulces” que se le puso roja la punta de la nariz y comenzó a
soltar lágrimas hasta los pies. No obstante, Nasrudín continuaba
llevándose sin parar los chiles a la boca.
Estornudaba, lloraba, hacía
muecas de malestar, pero seguía devorando los chiles. Asombrado, un
paseante se aproximó a él y le dijo:
--Amigo, ¿no sabe que
los chiles sólo se comen en pequeñas cantidades?
Casi sin poder hablar,
Nasrudín comento:
--Buen hombre, créeme,
yo pensaba que estaba comprando dulces.
Pero Nasrudín seguía
comiendo chiles. El paseante dijo:
--Bueno, está bien,
pero ahora ya sabes que no son dulces. ¿Por qué sigues comiéndolos?
Entre toses y sollozos,
Nasrudín dijo:
--Ya que he invertido
en ellos mi dinero, no los voy a tirar.
NI TÚ NI YO SOMOS LOS MISMOS
El Buda fue el hombre
más despierto de su época. Nadie como él comprendió el
sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión.
Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso
del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a
matarlo.
Cierto día que el Buda estaba
paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada
roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su
vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta
no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido
permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.
Días después, el Buda se
cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.
Muy sorprendido, Devadatta
preguntó:
--¿No estás enfadado,
señor?
--No, claro que no.
Sin salir de su
asombro, inquirió:
--¿Por qué?
Y el Buda dijo:
--Porque ni tú eres ya
el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me
fue arrojada.
OCHO ELEFANTES BLANCOS
El discípulo quería
elaborarlo todo a través del entendimiento intelectual. Sólo
confiaba en la razón y estaba encerrado en la propia jaula de su
lógica. Visitó al mentor espiritual y le preguntó:
--Señor, ¿quién
sostiene el mundo?
El mentor repuso:
--Ocho elefantes
blancos.
--¿Y quién sostiene a
los ocho elefantes blancos? -preguntó intrigado el discípulo.
--Otros ocho elefantes
blancos.
EL PARIA SABIO
Shankaracharya iba
caminando tranquilamente por una calle. Frente a él venía un paria
con un cesto de carne del matadero. El hombre dio un traspiés y
chocó con el sabio Shankaracharya, de la casta brahmín, que acababa
de bañarse en las aguas de Ganges. Éste se sintió impuro al
contacto con el paria, y gritó:
--¡Cuidado, me has
tocado!
--Señor -repuso el
paria-, no te precipites en tus juicios. Ni yo te he tocado ni tú me
has tocado. ¿Es que acaso tu verdadero ser es este cuerpo que ha
tocado y ha sido tocado? Tú sabes que el yo real no es la mente, ni
las emociones, ni mucho menos este cuerpo.
Shankaracharya se
sintió avergonzado. Aquel paria le había dado una gran lección y
el suceso sería uno de los más importantes en su existencia para
ayudarle a madurar espiritualmente y despertar a la realidad
superior.
*El Maestro dice: El Yo
real no se implica en el cuerpo, la mente o las emociones.
EL PASTOR DISTRAÍDO
Al atardecer, un pastor
se disponía a conducir el rebaño al establo. Entonces contó sus
ovejas y, muy alarmado, se dio cuenta de que faltaba una de ellas.
Angustiado, comenzó a buscarla durante horas, hasta que se hizo muy
avanzada la noche. No podía hallarla y empezó a llorar desesperado.
Entonces, un hombre que salía de la taberna y que pasó junto a él,
le miró y le dijo:
--Oye, ¿por qué
llevas una oveja sobre los hombros?
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LOS CUENTOS: FORMAS DE CONSTRUIR LA IDENTIDAD
Concha Moreno García
Universidad Antonio de Nebrija
1. Introducción
Este trabajo surgió como respuesta a la petición de la profesora Marta Sanz, quien
pidió a sus alumnos de doctorado que reflexionaran y comentaran una actividad
suya aparecida en Didactired
http://cvc.cervantes.es/aula/didactired/anteriores/septiembre_02/04092002.htm
sobre el cuento de Quim Monzó “La bella durmiente”.
1.1.Reflexión y comentario sobre la actividad de Didactired.
1.1.1. Objetivo comunicativo y fomento de la creatividad.
En esta actividad de la profesora Marta Sanz predomina la interacción oral, sea
entre el alumnado entre sí, sea entre éste y el o la docente. Demostrará los
conocimientos literarios previos, así como la habilidad lingüística necesaria para
desarrollar el juego inspirado en el binomio fantástico de Gianni Rodari. No obstante,
en la forma de abordar el trabajo la autora no presupone el conocimiento del cuento, lo
cual demuestra que tiene en cuenta la heterogeneidad de la clase.
Sugerimos una variación a la consigna de contar el cuento tal y como lo conozcan los
miembros del grupo: ¿Existe en tu lengua (cultura) algún cuento en el que aparezcan
estos personajes: una princesa dormida y un príncipe que la salva? Quizá de este modo
quedara más de manifiesto la versión cultural del alumno o alumna en cuestión.
1.1.2. La expresión escrita y la creatividad
No se descuida la expresión escrita en el segundo paso de la actividad y la forma
de hacerlo favorece la reflexión sobre la lengua y de nuevo la interacción espontánea y
creativa al dar respuesta a las preguntas planteadas por todo el grupo.
La versión libre del cuento vuelve a incidir en la misma destreza, activando también la
creatividad. En la misma línea en Avance básico se sugiere algo parecido, pero a partir
de Cenicienta.
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Ejemplo 1.
¿Recordáis los cuentos infantiles como Caperucita roja, La Cenicienta, Hansel y Gretel, etc.?
Primero, con ayuda de vuestro/a profesor/a, vais a contar uno en versión original.
Segundo, vais a oír la adaptación que hicieron unos/as compañeros/as y, por último,
vais a elaborar y presentar vuestra propia adaptación.
Para contar el cuento:
Introducir el cuento: Érase una vez.../ Había una vez...
Presentar el ambiente y describir las cosas y las personas: imperfecto
Presentar causas: imperfecto
Presentar causas que son acciones: indefinido
Contar hechos: indefinido
Contar hechos simultáneos: imperfecto + indefinido
Volver a hechos anteriores: pluscuamperfecto
Terminar el relato: total que / al final + indefinido
Escucha la adaptación que hizo el grupo de Karin. Identifica el cuento original y toma nota
de los cambios.
Personajes del cuento Personajes adaptados
Acción del cuento
original
Acción adaptada
Érase una vez una chica joven que vivía con su madre y dos hermanas en una casa
grande. A las hermanas no les gustaba Cenicienta y siempre estaban riéndose de ella.
Además, Cenicienta tenía que hacer todas las cosas aburridas que la madre les
mandaba: limpiar los platos y limpiar el baño, etc.
Cada mes, su padre, que estaba trabajando en la UNESCO en África, mandaba dinero
a las chicas, pero las hermanas cogían todo el dinero, por eso Cenicienta nunca tenía
nada.
Un día las hermanas de Cenicienta estaban muy alegres cuando volvieron a casa
después de la escuela. Un chico les había vendido dos entradas para el concierto de
Ricky Martin del sábado próximo. “¿Por qué no me comprasteis una para mí
también?” - preguntó Cenicienta -, pero las hermanas no escucharon, querían ir de
compras en ese mismo momento. “Tenemos que estar guapas el sábado” - le dijeron.
Llegó el sábado y Cenicienta se quedó sola en casa, limpiando. De repente el timbre
sonó. “¿Quién puede ser?” - pensó la chica y abrió la puerta. Allí estaba Ricky Martin.
“¡Hola, mi coche se ha averiado y tengo que ir a un concierto ahora mismo, ¿puedes
ayudarme?” . “Ja, ja, ja” - pensó Cenicienta. “Esta es mi oportunidad”. “No puedo
ayudarte con el coche, pero si quieres, puedes llamar por teléfono”- dijo Cenicienta.
Ricky quedó tan agradecido que le regaló una entrada. Estuvo en el mejor sitio y pudo
ver que Ricky la miraba todo el tiempo. Después la invitó a cenar con él. Los dos se
enamoraron y ... .
Por último, escribid vuestro cuento.
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Hemos descubierto en Internet otras versiones que tienen mucho que ver con estas
ideas. A continuación transcribimos una de ellas encontrada en la siguiente dirección:
http://pacomova.eresmas.net/paginas/I/insomnio_de_la_bella_durmiente.htm
Ejemplo 2
El insomnio de la bella durmiente
La Bella Durmiente tenía insomnio.
¡Qué tragedia!
Tú recordarás el cuento de la Bella Durmiente: la maldición del hada mala y cómo
la princesa se pincha el dedo con un huso de hilar y cae como muerta. Recordarás
que interviene el hada buena y modifica el hechizo:
–La princesa no morirá. Dormirá por cien años y entonces vendrá un príncipe a
despertarla.
También te acordarás que todo el palacio se duerme y crece un espeso bosque a su
alrededor.
Todo había salido bien hasta ese momento. Dormían ya el rey y la reina, los perros
y los canarios, las damas y los caballeros, los guardias y los lacayos. Dormían el
fuego en la chimenea y el agua de la fuente, pero la protagonista del cuento, la
mismísima Bella Durmiente, ¡tenía insomnio y no se podía dormir!
El hada madrina no sabía qué hacer. En todo aquel palacio dormido sólo velaba el
aya anciana que había criado a la princesa y había venido a vigilar su sueño.
¡Pero no había tal sueño! La Bella Durmiente padecía insomnio.
El hada agitaba en vano su varita mágica: la princesa no se dormía. Se paseaba
con el aya por los salones dormidos, pero no le llegaba el sueño.
–¡Esto no es posible! –se quejó la anciana, fatigada de caminar–. ¡La Bella
Durmiente no puede pasar cien años despierta!
–¡Estaré hecha una ruina cuando aparezca el príncipe! –clamó la pobre princesa–.
Hada madrina, ¡tienes que hacer algo!
El hada se quedó pensativa un momento. Luego exclamó:
–¡Ya sé! Pediré prestada la manzana de Blancanieves. La morderás y caerás como
dormida. Contrataremos a los siete enanos: ellos te fabricarán un precioso ataúd
de cristal para que te encuentre el príncipe.
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–¡Nooo! –protestó la princesa–. ¡Yo no quiero al príncipe de Blancanieves, ella se
pondría celosa! Yo quiero a mi propio príncipe. ¡Este es MI cuento! –sollozaba.
–Podríamos cambiarle el nombre... –meditó el hada–. Ponerle... "La Bella Insomne
del Bosque"... Pero significaría mucho trabajo extra –recapacitó–. Habría que irse
al siglo dieciocho y cambiar el texto original, contratar otras seis hadas madrinas,
una bruja especial, ¡el sindicato de brujas protestaría por las horas extras! Y con
la inflación –terminó diciendo el hada– el costo sería prohibitivo.
–¡Además –clamó la princesa– los niños me conocen como la Bella Durmiente y
no es justo que me cambies el nombre! ¡Ay, madrina! ¿Qué voy a hacer durante
cien años despierta y sola?
–Podrías escribir un libro de soledad... –sugirió el aya.
–¡Ya está escrito! –exclamó la pobre Bella Despierta, y se echó a llorar.
Los niños escucharon su llanto.
Los niños solos oyeron los sollozos de aquella pobre muchacha y decidieron
ayudarla.
Vinieron de todas partes y le contaron cuentos para entretener su vigilia.
Cada niño y cada niña inventó un cuento sobre el insomnio de la Bella Durmiente.
¡Hay tanto que hacer en cien años!: cosas útiles y bellas, juegos y viajes, libros,
fantasías y realidades.
La Bella Durmiente jugó con los niños y los cien años se le pasaron en un suspiro.
Cuando, al fin, llegó el príncipe, se sorprendió de encontrarla despierta y fresca
como una niña. ¡Hasta el aya se había conservado fresca!
El palacio despertó, como en el cuento original, y las bodas del príncipe y la
princesa se celebraron con gran pompa y alegría. Ninguno de los dormidos supo
nunca del insomnio de la Bella Durmiente.
Pero tú sí sabes el secreto y, cuando quieras, puedes inventar un cuento para
consolar a la Bella Durmiente cuando no pueda dormir.
Rocío Sanz - Costa Rica
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1.1.3. Destinatarios y ventajas de la actividad
- Grupos de nivel medio-alto. Capacita a los alumnos y alumnas para trabajar con
conceptos abstractos (humor, ironía, estereotipos culturales, etc.). Desarrolla la
competencia gramatical gracias al binomio fantástico y sigue estimulando la
creatividad.
- Una actividad de este tipo puede resultar chocante, por lo que debe justificarse
su utilización demostrando cómo desarrolla la capacidad cognitiva de reflexión
sobre la lengua, enseña a utilizar conceptos abstractos y ayuda a utilizar los
conocimientos gramaticales ya estudiados , además de fomentar el buen humor
en clase.
2. Otras propuestas para trabajar el mismo cuento
Como hemos dicho más arriba, estamos de acuerdo con la autora de la actividad
en que sus objetivos y posibilidades son múltiples y en que propician el desarrollo de la
creatividad, así como el acercamiento a conceptos culturales universales e
idiosincrásicos.
Lo que destacaríamos como objetivo fundamental de un trabajo como éste es algo que
también apunta Marta Sanz: vincular la lectura que se está haciendo con los
conocimientos previos, adquiridos en lecturas anteriores, y que van tejiendo una red
intertextual que forma lo que podríamos llamar la cultura lectora y dentro de ella, la
literaria y fomenta una forma de lectura relacionadora, activadora.
2.1. La intertextualidad como objetivo.
Dentro del intento de recuperación de la Literatura como instrumento para la
enseñanza de ELE –sin olvidar el acercamiento puramente placentero-, nos parece que
despertar en el alumnado la inquietud por esta búsqueda de lo que ya saben y hasta el
momento no han sido capaces de conectar por medio de la red que mencionábamos
antes, es un objetivo poco frecuente y, sin embargo, de posibilidades múltiples.
Quim Monzó se sirve de un cuento clásico, popularizado por el cine, que lo ha
convertido en un elemento del imaginario colectivo occidental. Hacer que nuestros
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chicos y chicas se den cuenta de que no fue Walt Disney el creador de este personaje ya
sería una tarea digna de mención. Pero yendo más allá, habría que descubrirles la
versión original de los hermanos Grimm, oscura e inquietante, que fue ya suavizada por
Charles Perrault para la sociedad francesa de 1697. Esto permitiría una serie de
comparaciones, pero elijamos como ejemplo la iconografía de las épocas para hablar de
las derivaciones sociales que sugieren en relación con el contexto. Pero eso lo veremos
más adelante. Por tanto, el cuento, tal como lo conocemos en su versión más dulcificada
por la gran pantalla, no nace así por obra y gracia de un o una guionista.
En cuanto a la intertextualidad en imágenes, podríamos recurrir a los llamados en otros
tiempos “tebeos”, donde encontraremos el principio de la obsesión por corresponder al
modelo físico de hermosa princesa, capaz de conquistar un apuesto príncipe –hecho que
recogió el cine- que nos despierte del sueño de la pubertad y nos convierta en mujeres,
como en su día interpretó Bruno Bettelheim (1991).
La reflexión sobre cómo imaginamos a la Bella hoy en día y cómo la vio la época de
Perrault, sería también un tema de debate apasionante que demostraría que los
conceptos sociales y culturales cambian, son históricos. Como lo son los deseos de las
chicas por parecerse a modelos socialmente determinados.
Contes de ma mère l'Oye, ou Histoires ou contes La Bella Durmiente. Spanish Children's story Book
du temps passé avec des moralités, Barbin, 1697
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Imagen de Internet de la película de W.D. Dibujo de Vicky Abro (Imagen de Internet)
2.1.1. Sugerencia para otra actividad.
· Volver a ver la película y comentarla con un guión establecido:
- ¿cómo son los personajes? ¿qué papeles se les asignan?
- ¿se plantea una lucha entre el bien y el mal?
- ¿quiénes encarnan esa lucha si es que se da?
- ¿qué importancia tienen los personajes secundarios?
etc.
· Leer el cuento de Perrault y compararlo con la película usando las mismas
preguntas.
· Establecer conclusiones.
· Leer el cuento de Quim Monzó y analizar las relaciones que tiene con las
versiones anteriores.
2.2. El contexto como objetivo.
En otro trabajo hemos desarrollo los distintos conceptos del contexto y sus
implicaciones para la enseñanza. Remitiéndonos a nuestra definición del mismo,
veremos que las posibilidades de trabajo crecen:
Contexto es, en primer lugar, el conjunto de elementos extralingüísticos:
situacionales, sociales, culturales, anímicos, y en segundo lugar, lingüísticos:
los recursos para la expresión de la forma textual, en los que se inserta un
determinado texto y de los cuales depende para adquirir su significado concreto
y adecuado.
En este momento podremos acudir, si no lo hemos hecho antes, a los elementos
extralingüísticos suministrados por las imágenes que nos hablarán de cómo eran las
sociedades en las que se gestaron el original y las distintas versiones. También al
llamado “contexto temático”, que según Julia Caballero (1994), condiciona el tipo de
texto.
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Pero lo más interesante, todavía dentro del campo extralingüístico, será descubrir cómo
se manifiestan las creencias de los autores sobre las mujeres, la pareja, la suerte, el
destino, etc., a través de su forma de plasmarlo.
Acudamos a lo que Graciela Reyes (1998) llama “material macrosocial” gobernado por
las condiciones políticas, sociales y culturales de distribución de poder. Aplicándolo a
nuestro cuento en sus distintas versiones y partiendo simplemente del título,
comprobaremos cómo espera la sociedad que sean las mujeres y los hombres y el tipo
de relación que sería deseable que establezcan, por ejemplo. La forma en que queda
plasmado por medio de palabras y estructuras nos lleva a los elementos lingüísticos,
vehículo que confirmará las hipótesis desarrolladas en el campo anterior.
2.2.1. Sugerencia de actividad.
- Leer el cuento de Quim Monzó.
- Señalar con qué palabras se describe a la muchacha durmiente: tipo de adjetivos,
verbos de acción o estativos, etc.
- Poner en común lo que esas atribuciones evocan en quienes leen el cuento en
relación con la imagen de la mujer y su papel social.
- Subrayar si hay otros elementos del contexto situacional que refuercen esas
imágenes.
- Contrastar la extensión dedicada a su descripción con lo poco que actúa.
- Proceder de la misma manera con el príncipe.
2.3. La macroestructura y la superestructura como objetivo.
Si trabajamos con la primera, pediremos a nuestro grupo que, tras la lectura del
cuento que nos ocupa, nos den la idea general y las intenciones del autor que se
desprenden del mismo. Que señalen la adecuación entre esa idea y las intenciones y los
recursos lingüísticos que se han usado para transmitirlas. Para sacarle el máximo partido
a esta sugerencia podremos servirnos de la actividad propuesta previamente
En cuanto a la superestructura, pediremos el reconocimiento del tipo de texto y si,
siendo como es un texto narrativo, se ajusta a la fórmula más clásica y conocida.
Para facilitar el trabajo, podríamos dar un cuadro como el siguiente
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Tipo de texto Recursos lingüísticos Aspectos textuales
Narrativo Tipos de verbos
Conexiones temporales
Adverbios de tiempo
Juego con los tiempos del
pasado
Estructura.
Cronología
Orden de la narración:
planteamiento, nudo
desenlace, etc.
2.4. La formación del componente cultural como objetivo.
Dice Pasión Vega, cantante actual, en su canción “María se bebe las calles”:
(...) y esperando el primer beso se hace vieja ante el espejo (...) y se le va la vida
(...) Soñaba con ser la princesa de los cabellos de oro y los labios de fresa.
¿Qué nos evocan estos enunciados? ¿Podríamos explicar la evocación desde la
intertextualidad que hace que unos textos remitan a otros? ¿O más bien reflejan unos
modelos socioculturales interiorizados a fuerza de oírlos, de vivirlos? En nuestra
opinión, ambas posibilidades no son incompatibles, sino complementarias.
Esos modelos asumidos a lo largo de generaciones llevan al dúo “Ella baila sola” a la
parodia de su canción “Mujer florero”, que todos los que hemos sido educados “con
cuentos” como diría Joan Manuel Serrat, disfrutamos por su ironía y por el uso de los
tópicos para, a su manera, luchar contra ellos.
Volviendo a la Literatura, recordemos cómo la Celia de Elena Fortuny provoca las iras
de sus educadoras porque no responde al modelo de niña modosa y pasiva preconizado
en los cuentos y en las lecturas propias de su edad y su época, La buena Juanita, por
ejemplo. Para apoyar estas ideas, traigamos a colación lo que dice Fernando Quesada
Castro:
La cultura se define por y se refiere a sistemas de símbolos que remiten a reglas
y “programas”, (...) los cuales permiten a los hombres la elaboración de
códigos de significados en los diversos momentos históricos, la posibilidad de
actos de entendimiento aún en los desacuerdos, en torno a las formas de
relaciones sociales, así como la construcción de imaginarios políticos dispares y
alternativos en una misma tradición cultural. (2001:61)
Añadiríamos que para la elaboración y transmisión de esos códigos, no podemos dejar
fuera el papel de la Literatura y más concretamente el de los cuentos. Así parece
apuntarlo Will Kymlicka, quien habla de cultura societal, que es
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(...) una cultura que proporciona a sus miembros unas formas de vida
significativas a través de todo el abanico de actividades humanas, incluyendo la
vida social, educativa, religiosa, recreativa, económica, abarcando las esferas
pública y privada. (1996:112)
Vemos, pues, que la elección de un cuento que remite a otros nos lleva a
plantearnos la formación del componente cultural por medio de la tradición escrita y
sancionada por el uso. Por otra parte conviene no perder de vista que los objetivos que
señalamos no son compartimentos estancos, sino que están estrechamente relacionados.
Más arriba hemos hablado de contexto y hemos mencionado las condiciones políticas,
sociales y culturales que se agazapan tras las palabras del cuento. Ahora deberíamos
hacer referencia al llamado por Graciela Reyes (op. cit.) “contexto psicológico”:
conjunto de supuestos necesarios para la interpretación: creencias, opiniones, valores,
etc. de una comunidad que dotan de recursos al lector para descodificar, en sentido
amplio, un texto. Asimismo hay que tener en cuenta las creencias o supuestos que a
título personal debe evocar el lector para desentrañar el sentido.
El paso siguiente sería descubrir con nuestra clase de qué facetas de esa interpretación
social somos conscientes y cuáles comparte nuestro alumnado entre sí.
2.4.1. Sugerencia de actividad.
Para empezar, deberíamos conectar con la actividad en que los elementos
lingüísticos dibujan un modelo de mujer y otro de hombre.
A continuación, buscaríamos
- ¿Qué elementos paisajísticos o ambientales forman parte de los cuentos
infantiles tradicionales? ¿Cuáles aparecen en este cuento?
- ¿Cuáles son los personajes principales de los citados cuentos? ¿Cuáles son los
comportamientos que se les asignan?
- ¿Qué similitudes y diferencias observamos?
- ¿Corresponde la protagonista femenina a “su papel”? Señálalo en el cuento.
- ¿Corresponde el protagonista masculino al modelo de príncipe azul reiterado en
los cuentos tradicionales? ¿En qué se desvía?
- ¿Por qué siendo ella la protagonista, el cuento es narrado por “el chico”?
¿Tendría esto que ver con la necesidad masculina de contar sus aventuras?
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- ¿Hay elementos de ironía o del absurdo? ¿Cuáles?
- ¿Se cuestionan estereotipos? ¿Cómo?
3. Reflexión final.
El grupo con el que hubiéramos trabajado de esta manera durante un largo
periodo de tiempo, habría descubierto las relaciones existentes entre la tradición y la
modernidad, entre géneros tan dispares como la literatura, el cine, la música, la
iconografía...
Pero además, se percataría de cómo vamos convirtiéndonos en seres sociales y a través
de qué medios. Si como se desprende de la lectura de Bruno Bettelheim, los cuentos
afirman que se ha de pasar por un camino lleno de dificultades para conseguir la propia
identidad y llegar a formar parte de la sociedad, será necesario hacer frente a
dificultades y salir victorioso de todo ello. El caso de la muchacha que duerme parece
contradecir esa teoría, pero deconstruyendo la lectura, se captará cómo se pretende
formar el papel de las chicas que serán bien admitidas en la sociedad. Por último,
nuestro grupo tendría que percibir el valor transgresor del final del cuento que introduce
un elemento perturbador en la buena conciencia burguesa de quien lee los cuentos, lo
cual es la osadía de Quim Monzó.
Bibliografía citada.
Bettelheim, B., 1991, Psicoanálisis del cuento de hadas, Ed. Grijalbo, Buenos Aires.
Caballero Martín, Mª J., 1994, El español como L2: la comprensión de textos.
Universidad Antonio de Nebrija. Tesis doctoral.
Kymlicka, W., 1996, Ciudadanía multicultural, Ediciones Paidós ibérica, Buenos Aires.
Quesada Castro, F., 2001, “Política y cultura, ¿una relación agonística?” en El espejo, el
mosaico y el crisol, Anthropos, Barcelona.
Quim Monzó, 1994, “La bella durmiente”, incluido en la colección El porqué de las
cosas, Anagrama, Barcelona. págs. 115-116.
Reyes, G., 1998, Cómo escribir bien en español, Arco Libros, Madrid.
Rodari, G., 1973, La gramática de la fantasía, Ed. Avance, Barcelona.
1
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EDUCACIÓ PER A LA CIUTADANIA I ELS DRETS HUMANS Tercer cicle La incorporació d’aquesta àrea per primera vegada com a matèria independent en el currículum situa la preocupació per la ciutadania en un lloc molt destacat del conjunt de les activitats educatives, en la mateixa línia en què ho fan els organismes internacionals com les Nacions Unides o el Consell d’Europa. També la Unió Europea insisteix en la necessitat de fomentar la ciutadania responsable en una societat democràtica com a fórmula per aconseguir la cohesió social i una identitat europea comuna. L’aprenentatge de la ciutadania responsable, que engloba aspectes relacionats amb el coneixement i l’exercici dels drets i de les responsabilitats cíviques, exigeix un llarg aprenentatge que s’inicia quan els nins i les nines estableixen relacions afectives, adquireixen hàbits socials i aprenen tècniques per desenvolupar un pensament crític. Aquest aprenentatge requereix que els infants s’iniciïn en la participació activa al centre docent i a la comunitat on han de viure i, així, adquireixin els rudiments de la participació democràtica. Des de l’educació infantil i al llarg de l’educació primària, en les diferents àrees, i especialment en Coneixement del medi natural, social i cultural, s’han treballat molts aspectes que són objecte específic d’aquesta nova àrea: la pròpia identitat i la de l’altre, aprendre a escoltar, a respectar el torn de paraula, a compartir i cuidar els materials, a expressar-se sol o en grup, a relacionar-se amb els seus iguals i amb els adults. En definitiva, s’han impulsat valors com l’autonomia personal, l’autoestima, l’assumpció d’hàbits socials, la manifestació del criteri propi, el respecte per les opinions alienes, el respecte pels altres, i el diàleg i la negociació en cas de conflicte en l’àmbit escolar i familiar.
Per això, en l’últim cicle de l’educació primària, moment en què s’introdueix l’àrea, els alumnes estan en condicions d’adoptar una perspectiva més àmplia que els permetrà transcendir els hàbits adquirits en relació amb el treball en grup, la participació en reunions o assemblees de classe, així com la pràctica d’hàbits socials. Igualment, els drets humans tenen caràcter universal; a aquesta edat són capaços d’entendre aquest àmbit i poden adquirir
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consciència de la seva pertinença a un país i de formar part d’una societat global. L’educació per a la ciutadania i els drets humans a l’educació primària permetrà que els alumnes tinguin un primer coneixement de l’ordenació política i jurídica de la Comunitat Autònoma de les Illes Balears, de l’estructura insular (consells) i de l’Estatut d’autonomia. Els continguts s’organitzen en tres blocs en què els conceptes, els procediments i les actituds es tracten des d’una perspectiva integrada. El Bloc 1. “Individus i relacions interpersonals i socials”, tracta dels aspectes personals: l’autonomia i la identitat, el reconeixement de les emocions pròpies i dels altres. Proposa un model de relacions basat en el reconeixement de la dignitat de totes les persones, del respecte a l’altre encara que mantinguin opinions i creences diferents, de la diversitat i els drets de les persones. A partir de situacions quotidianes, es treballa la igualtat d’homes i dones a la família i al món laboral. Un aspecte prioritari, relacionat amb l’autonomia personal, és sempre l’assumpció de les pròpies responsabilitats. El Bloc 2. “La vida en comunitat”, tracta de la convivència en les relacions amb l’entorn, dels valors cívics en què es fonamenta la societat democràtica (respecte, tolerància, solidaritat, justícia, igualtat, ajuda mútua, cooperació i cultura de la pau), de com treballar la convivència i el conflicte en els grups de pertinença (família, centre escolar, amics, localitat) i de l’exercici dels drets i deures que corresponen a cada persona en el si d’aquests grups, identificant la diversitat, rebutjant la discriminació i valorant la participació i les seves vies. Així mateix, des del reconeixement de la diversitat cultural i religiosa present a l’entorn immediat i assumint la igualtat de totes les dones i els homes quant a drets i deures, es pot treballar el respecte crític pels costums i per les formes de vida diferents de les pròpies i permet proporcionar elements per identificar i rebutjar situacions de marginació, discriminació i injustícia social.
Finalment, el Bloc 3. “Viure en societat”, proposa un plantejament social més ampli: la necessitat i el coneixement de les normes i els principis de convivència establerts per la Constitució, el coneixement i la valoració dels serveis públics i dels béns comuns, així com les obligacions de les administracions públiques i dels ciutadans en el seu manteniment. Alguns dels serveis públics i dels béns
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comuns reben un tractament específic adequat a l’edat d’aquest alumnat; és el cas de la protecció civil, la seguretat, la defensa al servei de la pau i l’educació viària. Orientacions metodològiques L’aprenentatge d’aquesta àrea va més enllà de l’adquisició de coneixements. Se centra en les pràctiques escolars que estimulen el pensament crític i la participació, que faciliten l’assimilació dels valors en què es fonamenta la societat democràtica per tal de formar futurs ciutadans responsables, participatius i solidaris. En aquest sentit, els plantejaments metodològics han de ser planificats amb cura, ja que són decisius a l’hora d’assegurar que el coneixement de determinats principis i valors generi l’adquisició d’hàbits i influeixi en el comportament. El començament de l’adolescència és una etapa de transició en la qual es modifiquen les relacions afectives. Els preadolescents s’inicien en una socialització més àmplia, de participació autònoma en grups d’iguals, en associacions diverses, etc. Convé preparar-los per a la transició a l’ensenyament secundari i al nou sistema de relacions interpersonals i institucionals que suposa una participació basada en la representació o delegació i que requereix un entrenament, i aquesta àrea és un àmbit privilegiat per fer-ho. El tractament metodològic de l’àrea es fonamenta en dos eixos bàsics: la participació responsable i la reflexió. Participació
L’assimilació dels continguts que prenen part en el desenvolupament de competències es fa efectiu si aquests continguts tenen sentit i si són significatius per als alumnes. Entre els continguts de l’àrea d’educació per a la ciutadania i els drets humans es troben els referents a les relacions interpersonals i socials i a la vida en comunitat, que recullen, entre d’altres aspectes, les vies de participació i de col·laboració dels ciutadans en els grups propers i en la societat, així com els principis democràtics que la regeixen. L’àmbit escolar ha d’afavorir les situacions de participació de l’alumnat en la planificació, l’organització i la gestió d’activitats relacionades amb l’àmbit
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escolar o amb l’entorn, tant per al creixement personal dels alumnes com per a l’entrenament en la col·laboració social. Dins l’aula, les activitats basades en el treball cooperatiu permeten exercitar aquests aprenentatges: des de la planificació (suggeriment de temes d’investigació, primer de forma individual i consensuats després per tot el grup), a la constitució dels grups de feina (en els quals tots han de tenir un paper actiu, s’han de valorar totes les aportacions i s’han d’oferir solucions constructives, a través del diàleg, en cas de confrontament d’opinions o de petits conflictes), fins al repartiment de tasques i l’establiment d’acords de grup sobre l’obtenció, la selecció i l’elaboració de la informació. Les celebracions i les festes escolars són també ocasions en què els nins d’aquestes edats poden i han de fer sentir la seva veu, alhora que col·laboren amb responsabilitat en la seva organització i gestió. L’organització de l’aula i d’altres espais del centre (biblioteca, patis...), l’assumpció de responsabilitats d’aula i de centre, les tutories a infants d’altres edats que acaben d’incorporar-se a la vida de l’escola, etc. són altres oportunitats de què disposen els infants per adquirir i posar en pràctica els valors cívics i els mecanismes de participació, així com per progressar en el reconeixement de la pròpia identitat i en autonomia. Totes aquestes activitats han d’estar regides per la igualtat de rols i pel respecte per les característiques personals dels companys. Reflexió Tan important com participar en la vida del centre o de l’entorn és la reflexió sobre les pròpies actuacions i sobre problemes de l’entorn pròxim o llunyà. Per a aquesta reflexió són adequats els debats, els col·loquis, les assemblees, la distribució de rols, etc., en situacions reals o simulades. Totes aquestes dinàmiques s’han de guiar pel respecte a les aportacions dels altres i per un esperit obert i crític, que permeti valorar objectivament les aportacions dels companys i incorporar-ne algunes.
Els motius de reflexió poden partir de documents o de textos escrits; de frases o cites que suscitin el pensament; d’imatges, de situacions o d’experiències aportades pels alumnes, per altres persones, dels mitjans de comunicació, de
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les tecnologies de la informació i la comunicació... Són útils els treballs d’investigació sobre fenòmens o problemes per als quals sigui necessari cercar, seleccionar i elaborar informació a partir de fonts diverses. En totes aquestes activitats, l’exposició de fets i conclusions i l’argumentació oral esdevenen destreses lingüístiques bàsiques. Contribució de l’àrea al desenvolupament de les competències bàsiques L’educació per a la ciutadania contribueix a desenvolupar alguns aspectes destacats de diverses competències, però es relaciona directament amb la competència social i ciutadana. L’àrea afronta l’àmbit personal i públic implícit en aquesta competència: propicia l’adquisició d’habilitats per viure en societat i per exercir la ciutadania democràtica. Així, l’àrea pretén el desenvolupament de nins i nines com a persones dignes i íntegres, la qual cosa exigeix reforçar l’autonomia, l’autoestima i la identitat personal, i afavorir l’esperit crític per ajudar a la construcció de projectes personals de vida. Amb el desenvolupament de la competència social i ciutadana es contribueix també a millorar les relacions interpersonals en la mesura que l’àrea afavoreix la universalització de les pròpies aspiracions i drets per a tots els homes i les dones, impulsa els vincles personals basats en sentiments, i ajuda a afrontar les situacions de conflicte, ja que proposa la utilització sistemàtica del diàleg. Perquè tot plegat sigui possible, aquesta àrea inclou continguts específics relatius a la convivència, a la participació, al coneixement de la diversitat i de les situacions de discriminació i injustícia, que han de permetre consolidar les habilitats socials, ajudar a generar un sentiment d’identitat compartida, a reconèixer, acceptar i usar convencions i normes socials, i a interioritzar els valors de cooperació, solidaritat, compromís i participació tant en l’àmbit privat com en la vida social i política, i ha d’afavorir, així mateix, l’assimilació de destreses per conviure.
A més, aquesta àrea contribueix a l’adquisició del coneixement dels fonaments i les formes d’organització de les societats democràtiques, a la valoració de la conquesta dels drets humans i al rebuig dels conflictes entre els grups humans i davant les situacions d’injustícia. Són continguts específics de l’àrea els principis continguts en la Declaració universal dels drets humans, la Convenció
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dels drets dels infants i la Constitució espanyola, així com la seva aplicació per part de diverses institucions. La identificació dels deures ciutadans i l’assumpció i l’exercici d’hàbits cívics adequats a la seva edat i a l’entorn escolar i social ha de permetre que els futurs ciutadans s’iniciïn en la construcció de societats més cohesionades, lliures, pròsperes, equitatives i justes. Al desenvolupament de la competència per aprendre a aprendre s’hi contribueix en la mesura que l’àrea proposa l’estímul de les habilitats socials, l’impuls del treball en equip, la participació i l’ús sistemàtic de l’argumentació, cosa que requereix el desenvolupament d’un pensament propi. La síntesi de les idees pròpies i alienes, la presentació raonada del propi criteri i la confrontació ordenada i crítica de coneixement, informació i opinió també afavoreixen els aprenentatges posteriors. Des de l’àrea també s’afavoreix la competència d’autonomia i iniciativa personal, en la mesura que es desenvolupen iniciatives de planificació, presa de decisions, participació, organització i assumpció de responsabilitats. L’àrea entrena en el diàleg i el debat, en la participació, en l’aproximació respectuosa a les diferències socials, culturals i econòmiques i en la valoració crítica d’aquestes diferències, així com de les idees. El currículum atén, des de l’argumentació, la construcció d’un pensament propi i la presa de posició sobre problemes i possibles solucions. Amb això s’enforteix l’autonomia dels alumnes per analitzar, valorar i decidir, des de la confiança en si mateixos i el respecte per les altres persones, així com la disposició a assumir riscos en les relacions interpersonals. Finalment, es contribuirà a la competència en comunicació lingüística a partir del coneixement i de l’ús de termes i conceptes propis de l’àrea. A més, l’ús sistemàtic del debat (procediment imprescindible en aquesta àrea) ajuda específicament a aquesta competència, perquè exigeix exercitar-se en l’escolta, l’exposició i l’argumentació. Objectius L’educació per a la ciutadania i els drets humans, en aquesta etapa, té com a objectiu el desenvolupament de les capacitats següents:
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1. Desenvolupar l’autoestima, l’afectivitat i l’autonomia personal en les seves relacions amb les altres persones, així com una actitud contrària a la violència, els estereotips i els prejudicis.
2. Desenvolupar habilitats emocionals, comunicatives i socials per actuar amb autonomia en la vida quotidiana i participar activament en les relacions de grup, mostrant actituds generoses i constructives.
3. Conèixer i apreciar els valors i les normes de convivència, i aprendre a obrar d’acord amb aquestes.
4. Reconèixer que la diversitat enriqueix i que no ha de ser un obstacle per a la convivència, mostrar respecte pels costums i per les maneres de viure de persones i poblacions diferents de la pròpia.
5. Conèixer, assumir i valorar els principals drets i obligacions que deriven de la Declaració universal dels drets humans, de la Convenció sobre els drets dels infants i de la Constitució espanyola.
6. Conèixer els mecanismes fonamentals de funcionament de les societats democràtiques i valorar el paper de les administracions en la garantia dels serveis públics i l’obligació dels ciutadans de contribuir al seu manteniment i complir les seves obligacions cíviques.
7. Conèixer l’Estatut d’autonomia de les Illes Balears en una aproximació general.
8. Conèixer les institucions autonòmiques, insulars i municipals de les Illes Balears.
9. Identificar i rebutjar situacions d’injustícia i de discriminació, mostrar sensibilitat per les necessitats de les persones i grups més desafavorits i desenvolupar comportaments solidaris i contraris a la violència.
10. Prendre consciència de la situació del medi ambient i desenvolupar actituds de responsabilitat en la protecció de l’entorn immediat.
11. Adquirir hàbits de consum racional i responsable.
12. Conèixer i respectar les normes bàsiques que regulen la circulació, especialment aquelles que tenen a veure amb la seguretat.
Continguts Bloc 1. Individus i relacions interpersonals i socials
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- Autonomia i responsabilitat. Valoració de la identitat personal, de les emocions, del benestar i dels interessos propis i dels altres. Desenvolupament de l’empatia.
- La dignitat humana. Coneixement i valoració dels drets humans i dels drets de la infància. Establiment de relacions entre drets i deures.
- Reconeixement de les diferències de sexe. Identificació de desigualtats entre dones i homes i valoració de la igualtat de drets de dones i d’homes a la família i al món laboral i social.
Bloc 2. La vida en comunitat
- Identificació dels valors cívics de la societat democràtica: respecte, tolerància, solidaritat, justícia, cooperació i cultura de la pau.
- Aplicació dels valors cívics en situacions de convivència i conflicte a l’entorn immediat (família, centre escolar, amistats, localitat). Desenvolupament d’actituds de comprensió i solidaritat, i valoració del diàleg per solucionar els problemes de convivència i els conflictes d’interessos en la relació amb les altres persones.
- Valoració de la convivència intercultural en les escoles de les Illes Balears com a font d’enriquiment.
- El dret i el deure de participar. Valoració de les diferents vies de participació.
- Responsabilitat en l’exercici dels drets i els deures individuals que corresponen a cada infant com a membre dels grups en què s’integra i participació en les tasques i decisions dels grups.
- La diversitat social, cultural i religiosa. Respecte crític pels costums i per les formes de vida diferents de la pròpia. Identificació de situacions de marginació, desigualtat, discriminació i injustícia social.
Bloc 3. Viure en societat
- La convivència social. Necessitat de dotar-nos de normes per conviure. Coneixement i valoració dels principis de convivència que estableix la Constitució espanyola.
- Identificació, valoració, respecte i cura dels béns comuns i dels serveis públics que els ciutadans reben de l’Estat (Ajuntament, Comunitat Autònoma o Administració central de l’Estat), i valoració de la importància que tothom contribueixi al seu manteniment a través dels impostos.
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- Hàbits cívics. Reconeixement del paper de la protecció civil i la col·laboració ciutadana enfront dels desastres. La seguretat integral dels ciutadans. Valoració de la defensa com un compromís cívic i solidari al servei de la pau.
- Consum racional i responsable. Reconeixement de la influència del missatge publicitari en els models i hàbits socials.
- Respecte per les normes de mobilitat viària. Identificació de causes i grups de risc en els accidents de trànsit (vianants, viatgers, ciclistes, etc.).
Criteris d’avaluació
1. Mostrar respecte per les diferències i les característiques personals pròpies i dels companys, valorar les conseqüències de les pròpies accions i responsabilitzar-se’n.
Amb aquest criteri d’avaluació es pretén valorar si els alumnes manifesten, a través dels seus comportaments quotidians, un coneixement de les pròpies característiques i si exerceixen una autoregulació de les emocions i dels sentiments. També es vol comprovar si reconeixen els sentiments i les emocions en les persones que els envolten, si accepten les diferències interpersonals i, en definitiva, si es responsabilitzen de les pròpies actuacions i adopten actituds constructives i respectuoses davant les conductes d’altri.
2. Argumentar i defensar les pròpies opinions, escoltar i valorar críticament les opinions dels altres, mostrant una actitud de respecte per les persones.
Amb aquest criteri es vol avaluar la capacitat de l’alumnat, en les situacions habituals de classe, per utilitzar el diàleg a l’hora de superar divergències i d’establir acords, així com de mostrar, mitjançant la seva conducta habitual i el llenguatge, respecte i valoració crítica vers tothom, independentment de l’edat, sexe, raça, opinions, formació cultural i creences.
3. Acceptar i practicar les normes de convivència. Participar en la presa de decisions del grup utilitzant el diàleg per afavorir els acords i assumint cadascú les seves obligacions.
Aquest criteri valorarà el grau de participació individual en les tasques de grup i el grau de compliment de les tasques que li corresponen. Igualment, es valorarà si en les
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relacions personals, amb els seus iguals i amb els adults, els alumnes assumeixen i practiquen les normes de convivència, el diàleg i el respecte per les altres persones.
4. Conèixer alguns dels drets humans recollits en la Declaració universal dels drets humans i en la Convenció sobre els drets de l’infant i els principis de convivència que recull la Constitució espanyola, i identificar els deures més rellevants associats a aquests.
Aquest criteri pretén avaluar si es comprèn la necessitat de dotar-se de normes per poder conviure harmònicament, i si coneixen i valoren, encara que sigui de manera molt general, els drets de l’infant, els drets humans i els drets fonamentals recollits en la Constitució espanyola, de manera que se’n reconegui el caràcter universal i la importància com a pilar bàsic de la convivència. Naturalment, no es tracta memoritzar cap text, sinó que expliquin alguns dels drets i deures més significatius i com contribueixen a una millor convivència.
5. Reconèixer i rebutjar situacions de discriminació, marginació i injustícia, i identificar els factors socials, econòmics, d’origen, de gènere o de qualsevol altre tipus que provoquen aquestes situacions.
Amb aquest criteri es pretén valorar si l’infant ha desenvolupat la capacitat d’identificar, reconèixer i verbalitzar situacions injustes, tant en el seu entorn com a través de la informació que proporcionen els mitjans de comunicació. També es valorarà si identifica, amb exemples raonats, els factors que provoquen les marginacions o discriminacions que se’n deriven i si en rebutja les conseqüències.
6. Posar exemples de serveis públics prestats per diferents institucions i reconèixer l’obligació dels ciutadans de contribuir al seu manteniment a través dels impostos.
En primer lloc, el criteri permet avaluar els coneixements que posseeixen sobre els serveis públics que tots rebem de les administracions. Haurà d’il·lustrar aquest coneixement amb exemples referits a serveis que ofereixen l’Ajuntament, la Comunitat Autònoma i l’Administració central de l’Estat i amb arguments sobre la importància de la qualitat de gestió d’aquests serveis per a la vida de les persones. Igualment, es pretén valorar si reconeix, com a contrapartida, que els ciutadans han de col·laborar, mitjançant els impostos, en el manteniment de les institucions i dels serveis que aquestes ofereixen.
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7. Explicar el paper que compleixen els serveis públics en la vida dels ciutadans i mostrar actituds cíviques en aspectes relatius a la seguretat viària, a la protecció civil, al consum responsable, a la defensa al servei de la pau i a la seguretat integral dels ciutadans.
A partir d’aquest criteri d’avaluació es pretén comprovar si reconeixen i si saben explicar, oralment i per escrit, la importància que tenen determinats serveis públics (educació, sanitat, subministrament d’aigua, transports, etc.) per al benestar dels ciutadans. També es valorarà si assumeixen la responsabilitat que els correspon com a membres d’un col·lectiu en situacions quotidianes o d’hipotètic risc, i si mostren actituds cíviques en aspectes com la conservació del medi ambient, de l’entorn i dels béns comuns.
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